6 de Abril de 2016
El
Ejército sirio ha recuperado Palmira y el iraquí se dispone a reconquistar
Mosul. Uno y otro han dependido o van a depender del apoyo ruso y
norteamericano, respectivamente. El siguiente paso sería el asalto a Raqqa, la
capital del Califato.
La
organización yihadista ha perdido el 40% de sus conquistas (el 22% en lo que va
de año) en Siria e Iraq, aún dispone de un potencial considerable. Ciertamente,
la capacidad de generar recursos y atraer seguidores es todavía temible. Ya no
controla la misma cantidad de zonas petroleras y refinerías y al perder
ciudades ha disminuido sus ingresos fiscales. Pero conserva suficientes
palancas para seguir financiando sus actividades, pagar a sus combatientes y
funcionarios y mantener estructuras estatales limitadas pero activas.
No
obstante, parece bastante claro que el Califato es, a largo plazo,
insostenible. De ahí que deba considerarse como seguro que sus dirigentes
tienen diseñados y preparados planes alternativos de supervivencia, actividad y
presencia. La rendición no es imposible, pero no parece el escenario más
probable. Éstas podrían ser las opciones más previsibles, según distintas
fuentes y expertos.
1)
EL TEATRO LIBIO.
Si
se confirman sus derrotas en Siria e Irak, Libia parece ser el territorio
preferido del Daesh para un repliegue de contingencia (como dice
el Pentágono). No hay consenso sobre la fuerza actual del grupo en ese país. La
ONU les atribuye entre dos mil y tres mil combatientes, la inteligencia
norteamericana cree que podían llegar a cinco mil y otras fuentes, quizás con
exageración, temen que ya hayan reunido hasta diez mil hombres. El bastión se
localiza en Sirte y sus alrededores, en el corazón desértico del país,
localidad natal de Gaddaffi y feudo de su clan durante muchos años.
Algunos
centenares de veteranos de las guerras mesopotámicas estarían organizando la
nueva estructura político-militar del Califato en Libia, a partir del apoyo
local brindado por las milicias de Ansar Al Sharia, conocidas en Occidente
por su participación en el ataque contra el consulado de Estados Unidos en Benghazi,
en 2012. Su principal objetivo inmediato es asegurar el control de zonas
petroleras en torno a Sirte, su puerto y la refinería de Ras Lanuf, para
proyectarse hacia otras zonas más al sur, también ricas en hidrocarburos (1).
En
realidad, el Daesh no es un actor potente en Libia, pero puede aprovecharse del
caos que aún impera en el país. Las últimas noticias parecen más prometedoras.
El gobierno no reconocido acaba de anunciar que está dispuesto a dejar el poder
en Trípoli al ejecutivo que cuenta con el respaldo de la ONU, tras meses de querellas.
Pero este aparente acuerdo puede romperse en cualquier momento, no sólo por desconfianza
entre las partes, sino por discrepancias serias en cada bando y la influencia
negativa de algunos de sus líderes (2).
El
desbloqueo puede favorecer una sostenida intervención militar exterior (ya se
realizan bombardeos esporádicos y selectivos), que el gobierno oficial parece
dispuesto a solicitar, con ciertas condiciones. Pero hay serias dudas. En los
propios sectores favorables a la intervención se reconoce que la población es
muy renuente a este tipo de operaciones militares extranjeras, incluido los
sectores más hostiles hacia los islamistas (3).
2)
INTENSIFICACIÓN DE ATENTADOS 'EXTERNOS'
Otra
vía de respuesta del Daesh sería la intensificación de los atentados
terroristas mediante la activación de las células operadas por sus 90
franquicias repartidas desde Europa Occidental hasta Indonesia. Los atentados de París y Bruselas han
demostrado la capacidad operativa del extremismo yihadista. Es cierto que las
deficiencias de seguridad y la falta de coordinación entre los servicios de
inteligencia europeos han engrandecido la estatura de la organización
terrorista. Pero, en opinión de algunos especialistas, el efecto propagandístico
de sus acciones, el repliegue de miles de militantes desde las zonas de guerra
en Mesopotamia y el clima enrarecido en áreas de fuerte densidad islámica en
Europa pueden incrementar el riesgo de atentados en los próximos meses o años.
Mona Alami,
del Centro Hariri, considera que el debilitamiento militar, humano y
financiero del Daesh anuncia un desplazamiento de su actividad centralizada
hacia acciones de sus franquicias autónomas (4).
Por
su parte, William McCants,
de la Brookings Institution, autor de varias obras de investigación sobre
el Califato, cree que mientras perduren las condiciones de marginación,
desempleo y rechazo que padecen ciertas comunidades árabes o islámicas en
Occidente, no será difícil que aniden y se desarrollen células terroristas (5).
Esta
tesis es similar a la que mantiene uno de los principales especialistas
occidentales en el mundo islámico, el historiador Oliver
Roy, para quién no estamos asistiendo a la "radicalización del
islamismo" sino a la "islamización del radicalismo" de sectores
sociales insatisfechos y sin esperanza de futuro.
3)
RECONCILIACIÓN CON AL QAEDA Y REDEFINICIÓN DEL COMBATE
Finalmente,
otra variable sería la reconciliación con Al Qaeda, con vistas a redefinir el
combate contra los cruzados. El director del Centro de
Estudios sobre Seguridad de la Universidad de Georgetown, Bruce Hoffman,
estima que en cinco años podríamos ver consumado este reencuentro de las dos
grandes organizaciones yihadistas, "en forma de alianza o de cooperación
táctica" (6).
Esta
previsión se basa en cuatro argumentos: identidad doctrinal (pese a diferentes
interpretaciones y tácticas de la yihad), visión de hostilidad existencial
hacia Occidente por la actitud depredadora de la civilización cristiana hacia
el mundo islámico, coincidencia en el objetivo final y, finalmente, una
tendencia tradicional hacia el emir o líder único. El obstáculo principal de la
reconciliación sería de carácter personal. La desaparición física, por
eliminación o enfermedad, de Al Bagdadi (Daesh) y/o de Al Zawahiri (Al
Qaeda), podrían acelerar la unificación de ambas organizaciones.
Otros
expertos, como J.M.Berger, son más
escépticos acerca de esta posibilidad de confluencia y más aún con la fusión de
ambas organizaciones (7). Sólo el riesgo existencial podría precipitar una
evolución unitaria. De momento, cada cual combate en sus frentes y con sus
agendas. Podrían coincidir y colaborar, si la ocasión resulta propicia, y el
debilitamiento del Daesh favorece esta eventualidad.
(1) "How Much of Libya Does
the Islamic State Control? ISSANDR EL AMRANI. FOREIGN POLICY, 18 de Febrero
de 2016.
(2) "The Islamic State Will
Survive America's Military Onslaught". CLUMN LYNCH. FOREIGN POLICY, 11
de Febrero de 2016.
(3) "Libya: Military
Intervention Would Only Strengthen the Islamic State". PATRICK HAIMZADEH. JADDALIYA,
7 de Marzo de 2016.
(4) "Is ISIS
Decentralizing"? MONA ALAMI. ATLANTIC COUNCIL, Blog, 25 de marzo de
2016.
(5) "The French
Connection. Explaining the Sunni Militancy Around the World". WILLIAM
MCCANTS Y CHRISTOPHER MESEROLE. FOREIGN AFFAIRS, 24 de marzo de 2016.
(6) "The Coming ISIS-al
Qaeda Merger" BRUCE HOFFMAN. FOREIGN AFFAIRS, 29 de marzo de 2016.
(7) "The Islamic State vs.
Al Qaeda". J.M.BERGER. FOREIGN POLICY, 2 de septiembre de 2014.