14 de mayo de 2025
El
mundo anda de cabeza. El Orden Liberal Internacional presumía de reglas claras,
consultas estableces y decisiones más o menos compartidas. Ya no están vigentes
ninguno de estos pilares. Se vive con la sensación de desorden. Casi de caos.
Los
académicos lo refieren en sus diagnósticos, con orientaciones diferentes; a
modo de ejemplo, se pueden mencionar los trabajos de Michael Beckley y de la
exministra española Arancha González Laya (1). Los comentaristas liberales,
como la editorialista y exdirectora de LE MONDE, Sylvie Kauffmann, lo reflejan
en sus análisis (2). Los dirigentes lo admiten en privado y lo deslizan o insinúan en sus declaraciones.
Se actúa preventivamente. Se adoptan medidas condicionadas a un entorno
variable. Lo válido hoy puede resultar obsoleto mañana.
El
responsable de todo esto es la nueva administración norteamericana. No hay
indicio alguno de un cambio de estilo. Trump no admite errores, en el supuesto
caso de que entienda que los haya cometido, que tampoco está claro. Se conduce
por el principio del que fuera su primer asesor, el abogado Roy Cohn, un
picapleitos camorrista que encajaba como anillo al dedo en el estilo caprichoso
y ambicioso sin normas de un entonces aprendiz de empresario.
Trump
ha desbaratado gran parte de la manera de trabajar en el sistema de alianzas
tejido por Washington desde hace 80 años, con revisiones sucesivas,
naturalmente. La OTAN es, hoy, un ente fracturado: con Estados Unidos de un
lado (apoyado por algún demagogo nacionalista) y Europa junto a Canadá, del
otro.
En
Asia, el pulso con China, lejos de tranquilizar a países claves como Japón,
Corea del Sur, Filipinas, Singapur o incluso Vietnam, les inquieta sobremanera.
El manejo del último sobresalto bélico entre India y Pakistán pone a las claras
este comportamiento norteamericano. El primer mensaje que envió Trump fue una
mezcla de resignación e indiferencia. Cuando se confirmó la escalada, hubo una
reacción, que asumieron el Secretario Rubio y el Vicepresidente Vance. Pero
para cuando ésta se produjo, Delhi e Islamabad ya habían comprendido que se
estaba a punto de franquear la línea roja (3).
En
América Latina, el gusto de Trump por el modelo autoritario puede seducir en
Centroamérica. Pero no genera confianza más al Sur, salvo tal vez en Ecuador.
Ni siquiera en la Argentina abrazada a la demagogia de Milei. Nadie quiere prescindir
de sus relaciones con China: en apenas una década, se ha duplicado el valor de
los intercambios entre Pekín y América Latina (4).
NAVEGACIÓN
A VISTA EN ORIENTE MEDIO
En
Oriente Medio, la arbitrariedad campa a sus anchas. La mal llamada guerra de
Gaza (se trata de una ocupación militar orientada a una anexión territorial
ilegal y brutal) depende ya exclusivamente de Israel, sin freno ni intento de
supervisión por parte de Washington. Hasta hace unos días, parecía haber un
consentimiento tácito sin matices. Pero se escuchan voces de preocupación: el establishment,
siempre favorable a Israel, no aprueba que no haya rendición de cuentas ni
aparentes consultas de Netanyahu.
Otros
creen que a Trump, más que contener los desmanes del actual gobierno extremista
israelí, le interesa consolidar las oportunidades de negocio en la región. Su
plan de convertir a Gaza en un resort turístico ya había ofrecido alguna
pista al respecto. En su gira por la región, deja a Israel fuera del
itinerario. Para algunos, quizás un síntoma de ciertas desavenencias con
Netanyahu, al comportarse éste de manera demasiado autónoma. Pero hay otra
posible interpretación: el primer ministro israelí ha recibido un cheque en
blanco. Ninguna diferencia que limar (5).
El
gran interés del Presidente retornado está puesto en las petromonarquías del
Golfo. No es una consideración geoestratégica lo que le mueve principalmente,
sino las perspectivas económicas. Para Estados Unidos y para su familia(6). La
combinación de intereses públicos y privados ya fue habitual en su primer
mandato. Nada indica que vaya a ser distinto ahora; por el contrario, cada vez
hace menos esfuerzos en ocultarlo (7). La sombra de la corrupción se extiende
(8). El regalo qatarí de un avión presidencial es sólo un ejemplo de cómo se
impone un especial exhibicionismo presidencial. Trump siente que puede hacer lo
que quiera y siente un especial placer en demostrarlo.
Acuerdos
económicos superiores al medio billón de dólares, suculentos contratos de
armamento (las armas, siempre en el centro de los negocios, mientras se dice no
querer las guerras) y condiciones ventajosas para empresas norteamericanas en
los países del Golfo alimentan la maquinaria obscena de la propaganda trumpista.
Una diplomacia sólo enfocada en el dinero, una recreación de la Gold Age
(Era Dorada). Las monarquías feudales recubiertas de una pátina de modernidad
no le van a reprochar autoritarismo o falta de respeto por las reglas
liberales.
No
obstante, hay dos asuntos que se han quedado en los márgenes de la gira: el
nudo gordiano de las relaciones bilaterales entre Israel y Arabia Saudí y el
dilema de la nuclearización de Irán.
El
primero es un objetivo perseguido por las administraciones norteamericanas
desde hace décadas y el preferido de
Trump. No está nada fácil la cosa. Mas por imagen que por convicción, los
saudíes no quieren arriesgarse al proclamar el fin de una enemistad formal
mientras prosiga el exterminio de Gaza y las persecución inclemente de los palestinos
en Cisjordania. Los planes de Trump de canalizar petrodólares para reconstruir
Gaza y blanquear la ocupación en el orilla occidental del Jordán es inviable,
sin una fórmula siquiera aparente de atender los derechos de los palestinos.
En
cuanto a lo que hacer con Irán, Trump parece compartir la postura pactista del
Golfo y habría esquivado la petición israelí de anuencia y complicidad. China logró
establecer ese canal de diálogo entre adversarios y Trump ni quiere ni puede
romperlo.
EL
ENREDO UCRANIANO
Otra
derivación de la gira por Oriente Medio ha sido, estos días, la incógnita de la
presencia de Trump en Estambul, en espera de confirmación de un encuentro entre
los Presidentes de Rusia y Ucrania. Esa foto a Trump le produciría una enorme
excitación, siempre y cuando se pudiera coronar con una leyenda que anunciara
la paz o al menos una tregua prolongada que permitiera el inicio de unas
auténticas negociaciones (9).
El
panorama es incierto. Los esfuerzos norteamericanos por forjar una salida
inclinada hacia los intereses rusos ha sido contestados por Europa, o por una
parte de Europa, esa especie de Directorio regional integrado por Francia, Gran
Bretaña (las dos potencias nucleares, es decir, intimidatorias), Alemania (el
poder económico, aunque ahora disminuido) y Polonia (el vecino más próximo). El
apoyo de este grupo a Ucrania sigue siendo insuficiente para forzar la mano del
Presidente ruso, que se sabe con ventaja en la partida. El ultimátum de los
Cuatro ha sido despreciado por el Kremlin sin contemplaciones (10). Prueba de
esta impotencia europea es la conversación telefónica, un tanto humillante, de
los cuatro líderes europeos y el ucraniano Zelensky . Para nada, que se sepa
(11).
Putin
ha celebrado el octogésimo aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi
como había previsto: arropado por China y por otros países del grupo BRICS. La
pretensión occidental (ahora, europea) del aislamiento ruso no es ya una
quimera: es manifiestamente imposible, con el cambio de política en Washington.
Con la fractura atlántica, la guerra de Ucrania esta abocada a un compromiso. Y
aunque la tesis de una entente entre Washington y Moscú es exagerada (si no
falsa), es evidente que Kiev será obligada a transigir. Ya lo está haciendo a
cuentagotas, con un lenguaje sibilino, sin admisiones que suenen humillantes.
Así
las cosas, la confusión que viene de Washington se extiende por el mundo, y
cada cual busca su acomodo según su potencial. Los chinos acaban de dar una
lección de cómo forzar a Trump a rectificar su política de hechos consumados.
Las réplicas chinas a los aranceles norteamericanos hicieron tambalearse al
sistema capitalista liberal. Se imponía un armisticio siquiera provisional.
Pekín, interesado también en un arreglo, no ha tenido muchas dificultades en
hacérselo entender al equipo económico de la administración (12). Trump ha
vendido como un éxito lo que es una rectificación. Puro guion trumpista.
NOTAS
(1) “The Age of
American Unilateralism. How a Rogue Superpower Will Remake the Global Order. MICHAEL
BECKLEY. FOREIGN AFFAIRS, 16
abril; “The Resurgence of
Europe. How the Continent Can Survive American Antagonism and Come Out
Stronger”. ARANCHA GONZÁLEZ LAYA. FOREIGN AFFAIRS, 12 de mayo.
(2) “Quatre-vingts ans après la fin de la seconde
guerre mondiale, deux Europe se font face, au centre d’un chaos dominé par
d’autres”. SYLVIE KAUFFMANN,
7 de mayo.
(3) “From missiles to
ceasefire: how India and Pakistan pulled back from the brink”. HANNAH
ELLIS-PETERSEN & SHAH MEER BALOCH. THE GUARDIAN, 12de mayo.
(4) “Xi Jinping tries
to press China’s advantage in South America”. THE ECONOMIST, 8 mayo; “China
Courts Lula and Latin America After Trump’s Tariff Shock”. CHRIS BUCKLEY. THE
NEW YORK TIMES, 12 de mayo.
(5) “What Does Trump
Want in the Middle East? America’s Allies in the Region Wish They Knew”. MARC
LYNCH (Universidad de Washington). FOREIGN AFFAIRS, 12 de mayo.
(6) “Trump Heads to
the Middle East Focused on Business Deals, Not Diplomacy”. THE NEW YORK TIMES, 12 de mayo; “President
Trump’s High-Stakes Gulf Trip Requires More Than Good Business”. ELISABETH DENT
& SIMON HENDERSON. THE WASHINGTON INSTITUTE, 8 de mayo.
(7)“Trump’s Middle
East trip marked by potential private business conflicts”. THE WASHINGTON
POST, 12 de mayo. “Les bonnes affaires de la famille Trump dans le golfe
Arabo-Persique : tours de luxe, Boeing 747 offert par le Qatar…”. ARNAUD
LEPARMENTIER. LE MONDE, 12 de mayo.
(8) “Trump’s Plan to
Take Jet From Qatar Heightens Corruption Concerns”. CHARLIE SAVAGE. THE
NEW YORK TIMES, 12 de mayo.
(9) “Why Peace Talks
Fail in Ukraine”. SAMUEL CHARAP AND SERGEY
RADCHENKO. FOREIGN AFFAIRS, 8 de mayo.
(10) “Setback for
Europe after Trump insists Ukraine has ‘immediate’ peace talks with Russia”.
PATRICK WINTOUR. THE GUARDIAN, 12 de mayo.
(11) “Uncertainty and
tension ahead of possible Ukraine peace talks”. THE ECONOMIST, 11 de mayo.
(12) “Tariff Truce
With China Demonstrates the Limits of Trump’s Aggression”. ANA SWANSON Y ALAN
RAPPEPORT. THE NEW YORK TIMES, 12 de mayo.