UNA SEMANA DE TERROR, FALSEDADES Y ESPERPENTOS

20 de Julio de 2016
                
La última semana ha sido pródiga en terribles acontecimientos, relatados a base de medias verdades o falsedades palmarias, y coronada por mentiras groseras rayanas en el esperpento. Lamentablemente, nada de lo anterior es una novedad. Pero la acumulación y el descaro con que se han acumulado en estos últimos días han sido preocupantes.
                
EL TERROR PRESTADO DEL DAESH
                
El atentado de Niza, por sus características reunía todos los elementos para amplificar sus efectos propagandísticos.  Y, sin embargo, por mucho que se quiera ver en el atentado la mano del yihadismo organizado, y se quiera unir piezas inconexas, la impresión es que no se trató de un atentado terrorista clásico, sino de un acto de terror individual, sin raíces políticas o religiosas: una manifestación brutal de delincuencia común apenas barnizada de fanatismo.
                
El historial personal del criminal, pese a recientes gestos de adhesión yihadista (aún por comprobar y evaluar de manera convincente), aconseja tomarse con mucha precaución la asignación de la espantosa matanza al Daesh. Que este grupo se haya querido atribuir (con varios días de retraso) una especie de autoría o inspiración intelectual de crimen masivo es un puro acto de propaganda.
                
En realidad, no hubiera hecho falta que lo hiciera. Hace unos meses, cuando empezó su debilitamiento militar en Irak y Siria y decidió recurrir al método de los ataques terroristas, el autoproclamado Estado Islámico hizo un llamamiento a todos los devotos, reales o no, para que mataran infieles (occidentales, cruzados, etc.) y herejes (chiíes, musulmanes moderados o no conformes a sus edictos). Eso les permite asumir como propia cualquier salvajada cometida por cualquier perturbado, no necesariamente militante o partidario, animado por un confuso o desesperado ánimo de venganza o de frustración.
                
Niza no ha sido el primer caso. Orlando, San Bernardino y algunos de los ataques individuales recientes en Francia (quizás también el perpetrado esta misma semana en Alemania) podrían responder a esa misma pulsión. Delincuentes habituales u ocasionales doran su blasón criminal con una engañosa adscripción terrorista. Más que una "radicalización rápida", como dijo el Ministro del Interior francés, sería una "radicalización oportunista". Que el Daesh celebra como lo que es: una victoria propagandística.
                
Al terror, y a su mistificación, se añade la falsedad. Resulta escandalosa la utilización que la derecha francesa ha hecho del acto terrorista de Niza. Las acusaciones formuladas por el ex-presidente Sarkozy contra el gobierno socialista están plagadas de incorrecciones, medias verdades, supuestos ilegales y mentiras descarnadas. El diario LE MONDE, en una excelente pieza de contraste, desnuda la deshonestidad política del líder de Los Republicanos (1).
                
Lo cierto es que Hollande y su gobierno no merecen demasiados aplausos por su gestión del problema terrorista, pero quizás por motivos diferentes a los aireados de manera oportunista por Sarkozy (y, con modales más elegantes, por su rival de la derecha, el veterano Juppé). La exhibición de músculo tras los atentados de noviembre en París, algunos recortes de derechos y libertades o la tentación de una retórica de combate no han evitado más actos de terror; por el contrario, ha debilitado la credibilidad del gobierno y la solidez de sus principios.
                
El primer ministro Valls ha dicho estos días, con tono churchilliano,  que Francia debe estar preparada para más episodios de terror y dolor. Tiene razón. Pero ese mensaje de sensatez y coraje, es inconsistente con la elevación a categoría de "guerra" de la lucha contra el terrorismo, como hizo el Presidente Hollande en noviembre, cuando se trata de un esfuerzo policial y social. Los socialistas franceses, por presión electoral, han asumido la retórica de una derecha que aprovecha la mínima oportunidad para denigrarlos, sin vergüenza.
                
TURQUÍA: DEL TEMOR A LA FARSA
                
En Turquía, el terror del golpe se ha convertido en el horror de la represión, más allá de lo que exige el cumplimiento de la justicia, por lo que parece. Se está haciendo realidad lo que se temió desde un principio. Un gobierno autoritario no puede recibir mejor 'regalo' que una amenaza seria (interna o externa), para justificar medidas desproporcionadas. Nadie puede discutir que se sancione a los conspiradores, pero las detenciones de decenas de miles de personas pertenecientes a la milicia, la judicatura, la policía, el funcionariado, la educación, etc. apuntan a una purga de los desafectos. Que todos sean seguidores del clérigo Fetullah Gulen, otrora cómplice del actual Presidente, resulta un sarcasmo.
                
Aquí también parece que se disipa el terror con la falsedad. Erdogan tenía razones para seguir desconfiando del Ejército, pero durante años ha jugado a procurarse su propia camarilla armada, o al menos ciertas complicidades oportunistas como denuncia Gonul Tol, directora de estudios turcos del Instituto de Washington para Oriente Próximo, que predijo el golpe (2). Otros especialistas, críticos con el presidente turco, abundan en estos diagnósticos (3).
                
Impostura lo constituye, asimismo, la exagerada importancia concedida a la resistencia popular en el fracaso del golpe. Más que una reacción cívica espontánea, lo que ocurrió en la noche del viernes fue una respuesta fidelizada de los seguidores del Presidente y de su partido, en la línea de lo que ha sido práctica habitual en el crecimiento electoral del AKP.
                
Cierto tono hipócrita se trasluce también en la reacción occidental. Algunos de los ministros o colaboradores de Erdogan seguramente mienten cuando dice que Estados Unidos apoyó o estaba dispuesto a aceptar a los golpistas. Pero lo cierto es que la tardanza de los pronunciamientos la noche del golpe abona la sospecha de una actitud wait and see (es decir, esperar a ver cómo terminaba todo). El antecedente egipcio (por mencionar sólo el más reciente) no acrecienta la credibilidad occidental en esta materia.
                
DEMAGOGIA Y RIDÍCULO EN CLEVELAND
                
La semana termina con la consagración del esperpento en la Convención Republicana. El rendimiento de la gran mayoría de dirigentes, miembros y simpatizantes de Trump ha sido casi absoluto, como ya anticipamos hace unas semanas. Sólo algunas personalidades, víctimas de la fiebre demagógica (la familia Bush, el ex-candidato Romney o el gobernador de Ohio, John Kasich, único aspirante moderado de la carrera republicana), se han mantenido al margen de la Convención de Cleveland. La gran esperanza de futuro de los republicanos, Paul Ryan, Presidente de la Cámara de Representantes, ha mantenido un oportunista equilibrio entre el respaldo y la tímida crítica de los pronunciamientos más escandalosos del candidato.
                
Aparte de la esperada nominación de Trump, el cónclave republicano ha aprobado la plataforma electoral más extremista de las últimas décadas, como resaltaba esta semana el NEW YORK TIMES (4). Pero el estrambote de la Convención ha sido el plagio descarado que la aspirante a "primera dama", la modelo y ex-miss eslovena Melanie Trump, hizo en su discurso del pronunciado hace ocho años por Michelle Obama, en la Convención demócrata. La historia del patinazo (un capricho personal de la señora, que destrozó el borrador preparado por dos experimentados escritores de discursos) revela lo que sería una hipotética (e improbable) Presidencia Trump (5).
                
El Partido Republicano, al situarse en la extrema derecha (sin exagerar), se condena a una derrota casi segura en noviembre, aunque millones de sus votantes no lo sepan, o mejor no quieran saberlo, o nos les importe, con tal de dar rienda suelta a sus frustraciones.

NOTAS

(1) "Après Nice, Nicolas Sarkozy entre intox et postures martiales". LE MONDE, 18 de Julio.

(2) Dos artículos de la autora: "Turkey. The Next Military Coup", FOREIGN AFFAIRS, 30 de Mayo; "
After Coup, Powerful Institutions in Turkey Could Become Forces of Instability", NEW YORK TIMES, 19 de julio.
(3) Intelectuales y analistas como Soner Cagaptay (en CIPHER BREF) Mustafa Akyol (en THE NEW YORK TIMES), Ahmet Insel (en LE MONDE), Kemal Kirisçi (en THE NATIONAL INTEREST y BROOKING INSTITUTION) o Michel Koplow (en FOREIGN AFFAIRS) argumentan una impresión general: la culminación del autoritarismo en Turquía.
(4) "The Most Extreme Republican Platform in Memory". THE NEW YORK TIMES, 18 de Julio.

(5) "
How Melania Trump’s Speech Veered Off Course and Caused an Uproar", THE NEW YORK TIMES, 20 de Julio.


1 comentario:

amable dijo...

INCREIBLE DIBUJO DE LO QUE ESTA OCURRIENDO ACTUALMENTE
FANTASTICO JUAN ANTONIO
GRACIAS