VIEJOS Y JÓVENES DE LA IZQUIERDA

30 de julio de 2025    

La izquierda crítica occidental es una fuerza política en perpetua renovación. Tanto si es tributaria del comunismo de proyecto (que no de gobierno) como si procede de las nuevas tendencias surgidas a finales del siglo pasado (ecologismo, pacifismo, feminismo, anticapitalismo, anticrecimiento económico, etc). No siempre esa renovación ha tenido efectos de anclaje social. Y muchas veces se ha visto inmersa en otro renovación posterior sin haber cuajado la anterior.

En estos tiempos, la sensación creciente (y los datos dudosos de las encuestas) nos instalan en una paradoja fabulosa: la juventud se aleja de la izquierda, se hace conservadora, se acerca incluso a la extrema derecha. En los círculos de pensamiento liberales y reformistas se rasgan las vestiduras. Y, sin embargo, no es tan difícil de comprender. Los problemas de la juventud de las clases medias no encuentran solución en las recetas clásicas del consenso centrista (de los conservadores a los socialdemócratas). Las batallas generacionales anteriores ya no movilizan a las actuales, llámese como se quieren llamar (milenials, X, Z, etc).

Con frecuencia se resalta que, salvo excepciones, la izquierda crítica organizada está liderada por veteranos... o por venerables ancianos, más bien. Los dos casos quizás más paradigmáticos son Bernie Sanders, en Estados Unidos, y Jeremy Corbin, en el Reino Unido. Ideológicamente no son exactamente lo mismo, pero representan cosas similares en sus respectivas sociedades: una conciencia crítica, una praxis política contestataria y un recorrido político ya muy corto por delante.

Pero tienen algo más en común: parecen bien escoltados por un recambio joven dispuesto a tomar el relevo, si no a compartir desde ya el liderazgo de ese sector político en perpetua renovación.

BERNIE SANDERS YA TIENE SUCESORA

Esta primavera pasada, Sanders recorrió varios estados de la Unión acompañado de la estrella rutilante de la izquierda americana, la representante por Nueva York Alexandra Ocasio-Cortez.  A sus 35 años, esta joven de origen puertorriqueño se ha convertido en una de las esperanzas más activas del ala socialista del Partido Demócrata (1).

Entiéndase bien, esta tendencia no existe formalmente: es sólo una corriente de pensamiento crítico que cuestiona la política económica, fiscal, social y exterior de un Partido firmemente anclado a la derecha con su discurso de centrismo liberal. El llamado “caucus progresista” del Partido Demócrata reúne a casi un centenar de Representantes, pero no todos pertenecen a la corriente socialista.

La dupla Sanders/Ocasio-Cortez no puede verse en clave de ticket electoral ante las próximas primarias presidenciales de 2028. Tampoco se presentan como colíderes de un nuevo partido político. El desafío al bipartidismo norteamericano siempre ha procedido de la derecha. El multimillonario Ross Perot fue el que más cerca estuvo de conseguirlo, en los primeros noventa: no le dio para voltear el sistema, pero si para dañar a Bush padre en su fallida lucha por la reelección frente a Bill Clinton. Luego lo intentaron otros tribunos como Buchanan u oportunistas como el primer Trump, pero finalmente se sometieron a la senda marcada por el rígido sistema político y canalizaron sus ambiciones, con desigual suerte, a través del Partido Republicano.

En la izquierda norteamericana hay formaciones muy minoritarias, como el Partido de los Verdes, la impulsada por el eco-activista Ralph Nader y otras de carácter marxista y/o socialista que agrupan a miles de militantes y obtienen menos del 0,1% de los votos. Los sincréticos del Partido Libertario sumaron más del medio millón de votos en las últimas presidenciales pero carecen de relevancia alguna.

Ocasio-Cortez quiere conectar con Sanders, no sólo en el plano ideológico, sino también en el táctico. No quiere romper orgánicamente con el Partido Demócrata, en el que sigue militando, pero desafía a los dirigentes de su establishment. Algunos rumores, poco fundados y quizás malintencionados, ya la sitúan en el pool de posibles candidatos presidenciales en 2028. Pero lo más probable es que intente primero asaltar el puesto de senador por NY, que detenta uno de los próceres del Partido, Chuck Schumer. Ella es parca en este tipo de quinielas y se concentra en su activismo de una izquierda crítica pero no del todo rupturista.

Algunas cosas separan a la joven representante por el distrito 14 (Queens y Bronx) de Nueva York de su veterano mentor. Se ha mostrado mucho más activa que él en la denuncia de Israel. Al cabo, Sanders es hijo de inmigrantes judíos de Europa Central y Oriental. Pero Ocasio-Cortez no ha llegado al nivel de combatividad de sus compañeras radicales del Squad (Equipo), como se conoce a las mujeres más contestatarias del PD en la Cámara Baja. Ilhan Omar (43 años, musulmana nacida en Somalia, con acta por Minnesota) y Rashida Tlaib (50 años, hija de palestinos, elegida en un distrito de mayoría árabe de la periferia de Detroit) han sido voces más sonoras en la defensa de los derechos palestinos. Ambas son mayores que Ocasio-Cortez.

El último llegado a este grupo de socialistas americanos dispuestos a imprimir un giro a la izquierda del anquilosado partido del burrito es el también musulmán. Se llama Zohran Mamdani y fue el  ganador de las recientes primarias a la alcaldía de Nueva York desde otro distrito de Queens. Es algo más joven que su correligionaria puertorriqueña, pero ha irrumpido con fuerza. Si obtiene el Consistorio de la Gran Manzana bien podría impulsar un movimiento de alcaldes contra la marea nacionalista ultraderechista mundial (2).

No está claro si esta constelación de estrellas de la izquierda socialista sistémica será capaz de aglutinar fuerzas. Más bien se puede temer que se impongan los egos a lo que debería ser un propósito común. Tampoco es seguro que Sanders consiga apadrinar un movimiento cohesionado antes de retirarse definitivamente de la escena.

LA DUPLA CORBYN-SULTANA

En Gran Bretaña también hay dudas sobre el entendimiento entre las dos figuras mediáticas más destacadas de la izquierda crítica en este momento: el veterano Jeremy Corbin (76 años) y la jovencísima diputada exlaborista Zarah Sultana (31 años). De momento, ambos han lanzado un nuevo partido político, cuyo nombre se decidirá en un congreso o convención a celebrar el próximo otoño. En la web de la iniciativa política aparece una denominación: Your Party (Tu Partido), pero ya han dejado claro que se trata de algo provisional (3).

Corbyn se fue del Partido Laborista antes de que lo echaran por unas oscuras maniobras del sector centrista, que pretendía acusarlo de antisemitismo, una etiqueta que se ha convertido en motor de una auténtica caza de brujas. Todo lo que hizo el antiguo líder laborista fue denunciar la política expansionista de Israel y el sistemático atropello de los derechos humanos, políticos y sociales de la población palestina en los territorios ocupados.  Corbyn se presentó como independiente en su distrito de Islington, al norte de Londres, y obtuvo su escaño en los Comunes. Desde entonces no ha cejado en su empeño de denunciar la deriva derechista de su expartido, con un tesón encomiable.

Sultana ha seguido el mismo camino de ruptura. Fue elegida como miembro del  Labour en un distrito del sur de Coventry, pero sus activas protestas contra las medidas de recorte de las prestaciones sociales adoptada por el gobierno de Keir Starmer precipitaron su expulsión del Partido. Su origen social y étnico es inequívoco: hija de un obrero paquistaní del área de Birmingham, la segunda ciudad más poblada del país. Es muy probable que se sume al futuro partido Leanne Mohamad, una activista de origen palestino, que estuvo a punto de derrotar a un destacado candidato laborista en las elecciones del año pasado.

Sin duda, el asunto palestino está revolviendo al laborismo. Starmer ha sido una de las voces más reticentes a condenar a Israel por el genocidio de Gaza (no admite tal término, de hecho), aunque las críticas externas e internas le hayan obligado a cambiar ligeramente su discurso. El anuncio del reconocimiento del Estado palestino en septiembre aparece en parte pactado con París, pero en su caso condicionado a que no haya un alto el fuego en Gaza. Se trata de una cláusula ambigua, ciega y sorda ante la agresividad israelí en Cisjordania, con la que se pretende apaciguar a Trump.

El laborismo oficial está preso de las falacias de las luchas contra el antisemitismo y de la paralizante dependencia del otro lado del Atlántico. La famosa “relación especial” ya hundió al laborismo descafeinado de Blair y puede hacer lo propio con esta desvaída era Starmer. La sumisión del Primer Ministro británico a los caprichos y malhumores del Presidente norteamericano no han llegado al grado de vasallaje del Secretario General de la OTAN, pero han superado el grado de lo aceptable para la base de su partido.

El nuevo partido de la izquierda británica, aparte de su nombre, debe definir su programa y su estrategia, pero en la carta de presentación de Corbyn y Sultana se expresa claramente la voluntad de luchar contra los ricos y los poderosos. “No hay dinero para los pobres, pero sí miles de millones para la guerra” es el anticipo de una divisa que suena mejor en inglés: “no money for the poor, but billions for war” (4).

En Francia, la izquierda crítica parece en condiciones de desafiar a la socialdemocracia orientada al centrismo del entendimiento con liberales y conservadores. Al norte de los Pirineos, la figura de un líder senior es también determinante (en este caso, Jean-Luc Mélenchon), pero en los últimos años han surgido políticas jóvenes  como la insumisa Mathilde Panot, de la misma edad que Ocasio-Cortez, preparadas para el relevo.

En Alemania esa confluencia de generaciones permitió el reciente ascenso electoral de Die Linke, pero se trata de un impulso confinado en el Este del país. En el resto de Europa, España aparte, el panorama de la izquierda crítica es menos halagüeño. La sombra de la ultraderecha está alentando movimientos ciudadanos de concienciación y resistencia pero no parece que se esté cerca de una respuesta orgánica sólida.

 

NOTAS

(1) “Sanders and Ocasio-Cortez Electrify Democrats Who Want to Fight Trump”. THE NEW YORK TIMES”, 16 de abril.

(2) “Mamdani may join a global trend of mayors standing up to nationalists”. ISHAAN THAROOR. THE WASHINGTON POST, 27 de junio.

(3) “What is Your Party? Confusion reigns over name of Jeremy Corbyn and Zarah Sultana’s new party”. THE INDEPENDENT, 24 de julio.

(4) “Corbyn launches new party to 'take on rich and powerful'”. BBC, 24 de julio.

No hay comentarios: