CUANDO DESPERTEMOS DE LA PESADILLA, CHINA ESTARÁ ALLÍ

18 de marzo de 2020

                
En China empezó todo y China sobresaldrá del resto de los países cuando todo acabe. Esta aparente paradoja no es el resultado sólo de una concatenación de casualidades, sino el reflejo de la actual relación mundial de fuerzas en el capitalismo global.
                
Las noticias más recientes indican que el COVID-19 está ya bajo control en China. Mientras los países más desarrollados caen bajo la presión de la infección como un castillo de naipes, la maquinaria productiva china empieza a recuperarse. Los chinos tendrán que atender sus inmensas necesidades durante las próximas semanas, pero todo indican que le sobrarán recursos para abastecer a las bloqueadas economías occidentales, según las estimaciones de algunos sinólogos. Rush Doshi asegura que China “emergerá como un proveedor mundial de mercancías para combatir el coronavirus” y Julian Gerwitz abunda en esta idea y señala la “defectuosa” respuesta de Trump a la crisis (1).
                
CAMBIO DE CICLO
                
Las tres cuartas partes de las 80.000 personas infectadas en China se han recuperado. Las restricciones a la movilidad se han relajado notablemente y, por tanto, los trabajadores se encontrarán plenamente en sus fábricas en pocos días, se estima. La maquinaria productiva china recuperará su vigor hasta restablecer de nuevo su condición de “fábrica del mundo”, mientras las ciudades, polígonos industriales, campus tecnológicos y otros núcleos de la productividad occidentales seguirán en blanco y negro.
                
Las principales empresas chinas que cotizan en los mercados bursátiles internacionales ya se encuentran a la cabeza, después del derrumbamiento de hace sólo unas semanas. A pesar de que aún no han recuperado el valor con que cerraron 2019, el CSI 300 (índice bursátil de referencia chino) ya ocupa el liderazgo mundial del presente año (2).
                
Aunque la jerarquía china se cuida de no sonar triunfalista, estos datos positivos devuelven al régimen chino el instinto de la propaganda sin complejos. Empieza a detectarse en los medios oficialistas un tono de revancha alimentado por un orgullo herido. La agencia oficial de noticias Xinhua ha calificado de “inmorales y despreciables” a los que aprovecharon la desgracia para desprestigiar al sistema político. Puede imaginarse lo que vendrá a  continuación: purga de quienes se atrevieron a dudar de la capacidad del liderazgo político para sacar a China de la crisis, trato despectivo de las potencias exteriores que criticaron la ineficacia del sistema, etc. (3)
                
Pero la manifestación más importante será la condescendencia hacia el mundo occidental que estará sumido en el desconcierto, con sus sistemas de salud superados, sus economía bajo una presión sin precedentes, la solidaridad del orden liberal bajo mínimos y una previsible sensación de pesimismo en auge, pese al esfuerzo de los líderes por insuflar ánimo.
                
En primera instancia, China empezará a proveer de mascarillas, kits de pruebas, geles de limpieza y desinfección, equipos de protección individual, máquinas respiradoras, etc. Y, más temprano que tarde, de allí vendrá la primera vacuna, para acelerar el fin de la pandemia y prevenir posibles brotes subsiguientes.
                
Es posible que otras vacunas surjan en Estados Unidos, Europa u otros países del atribulado Occidente actual, pero como las medidas de clausura impuestas también se han extendido al comercio, cada gobierno tratará de retener lo que estime que necesiten sus nacionales. Ya está ocurriendo. Los alemanes temen que Estados Unidos compre la patente de unos ensayos clínicos para controlar el desarrollo de la vacuna.  
                
Algunos economistas como Henry Farrell y Abraham Newman, de la Universidad de Georgetown, han señalado que la recesión que se viene es el reflejo de una debilidad intrínseca de la globalización. La especialización y la eliminación de redundancias productivas, la “profunda interdependencia” entre empresas y naciones, que en momentos de normalidad es un factor de expansión, se convierte en causa principal del bloqueo del sistema productivo cuando acontece un shock como el presente, ya que los recursos subsidiarios locales han sido eliminados o marginados (2).
                
EUROPA: REACCIÓN Y DUDAS
                
En Europa, el abordaje de la infección ha evidenciado ha dejado mucho que desear en cuanto a la solidaridad comunitaria. Las medidas han sido adoptadas por los gobiernos nacionales, cada cual a su ritmo. En cierto modo es comprensible, debido al ritmo irregular de propagación de la enfermedad. Pero quizás hubiera sido recomendable una coordinación más estrecha, según la opinión de algunos analistas.
                
Al menos, los 37 mil millones de euros que la Comisión Europea pondrá en marcha para que los Estados miembros puedan hacer frente a las necesidades más urgentes de sus sistemas sanitarios y otros servicios públicos y productivos aliviarán la sensación de pesimismo existente en estos momentos. Por su parte, los ministros de finanzas del Eurogrupo acordaron adoptar “todas las medidas necesarias para afrontar los desafíos del momento” y anunciaron una inyección fiscal equivalente al 1% del PIB.  
                
Aún es pronto para saber qué desarrollo van a tener estas medidas. El paquete que ya ha adoptado el gobierno español parece razonablemente adecuado a las necesidades tan imperiosas del momento e incluso desbordan las prudentes orientaciones de Bruselas. Pero podrían producirse correcciones o revisiones en función de las circunstancias. Alemania, donde la pandemia ha golpeado pero con menos virulencia que en los estados mediterráneos, debería adoptar una posición de liderazgo en la monitorización inmediata de la crisis. Pero en plena crisis sucesoria de liderazgo, hay serias dudas sobre cuál será su posición (5).

NOTAS


(2) “Control of coronavirus gives China the world best-performing stock market”. THE ECONOMIST, 14 de marzo.

(3) “China appears confident that its coronavirus epidemic has abated”. THE ECONOMIST, 12 de marzo.

(4) “Will the Coronavirus end Globalization as we know it”. HENRY FARRELL y ABRAHAM NEWMAN. FOREIGN AFFAIRS, 16 de marzo.

(5) “The coronavirus is reducing Merkel’s EU legacy to ashes”. BJÖRN BREMER y MATTHIAS MATHJJIS. FOREIGN POLICY, 17 de marzo.

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