NOVEDADES ELECTORALES Y DEBATES SOCIALES EN EUROPA.

25 Octubre 2007


La derrota de los “gemelos reaccionarios” en Polonia ha sido el asunto político más comentado esta semana en Europa. Pero en la prensa internacional hemos podido leer otras reflexiones sobre movimientos y tendencias de mayor calado en política social.

Hay una coincidencia general en saludar el cambio político polaco como positivo. Le MONDE ve una demostración de “madurez política” y el FINANTIAL TIMES o LA REPÚBLICA utilizan la misma fórmula: el resultado electoral: “bueno para el país y bueno para la Unión Europea”.

En general, todos los diarios europeos se apuntan a la sensación de alivio, pero también recuerdan que en las relaciones con Varsovia persisten nubarrones. BERLIN ZEITUNG advierte que al previsible nuevo primer ministro le costará rehacer lo destruido. LE SOIR abunda en esta inquietud y recuerda que fueron los líderes de la liberal Plataforma Cívica y no los gemelos Kaczynski los creadores del slogan Niza o Muerte, divisa de la intransigencia polaca en las negociaciones del reparto del poder dentro de la Unión.

Los analistas confían, en todo caso, en un acercamiento de Varsovia a Europa y un enfriamiento con Estados Unidos. Tusk ha prometido retirar a los soldados polacos de Irak y reconsiderar con más detenimiento la colaboración de su gobierno en el proyecto de escudo antimisiles de Bush. De ahí que el NEW YORK TIMES prevea la incomodidad de Washington ante estos cambios de orientación política en Polonia.

Los diarios anglosajones temen que el necesario consenso para formar gobierno dificulte la apertura económica defendida por la Plataforma Cívica, ya que los socios más factibles, el partido campesino o los socialdemócratas, se muestran poco partidarios de políticas liberalizadoras.

La prensa franco-alemana, en cambio, pone el énfasis en la necesidad de restablecer la conciliación entre Berlín y Varsovia e incluso en una mejora del clima en las relaciones ruso-polacas.

Pero si desde Polonia llegan vientos tranquilizadores, en el corazón de Europa se agita con fuerza un populismo con tintes tremendistas. La UDC del Ministro de Justicia Federal, Christoph Blocher, ha conseguido casi el 30% de los votos en las elecciones del 21 de octubre, convirtiéndose en el primer partido del país. Al diario alemán FRANKFURTER ALLGEMEINE ZEITUNG, poco sospechoso de progresismo, le parece que Blocher ha convertido la “xenofobia en socialmente aceptable”.

Es el incremento del peso de la inmigración lo que ha disparado al alza el mensaje xenófobo en Suiza. Sin embargo, en algunas regiones europeas, ocurre todo lo contrario: se estimula con entusiasmo la llegada de trabajadores extranjeros.

El FINANTIAL TIMES ha publicado un esclarecedor trabajo que explica cómo el mantenimiento del sistema de bienestar más ambicioso y desarrollado del mundo precisa de mano de obra importada. Y no son los socialdemócratas los que impulsan estas “políticas de llamada”, sino los gobiernos de centro de derecha de Suecia, Finlandia o Dinamarca. Con el respaldo expreso de las organizaciones empresariales. ¿La razón? Contrarrestar la emigración de jóvenes técnicos y profesionales que buscan trabajos mejor pagados en Gran Bretaña y otros países europeos. La cara fea de esta tendencia es la diferenciación creciente que se está haciendo entre la promoción de trabajo para inmigrantes y los recortes a derechos y condiciones para refugiados y asilados políticos, practicados por los actuales gobiernos conservadores.

El debate sobre el mantenimiento del modelo social sigue agitando a los socialistas alemanes, tras dos años de gobierno en coalición con los democristianos. El SPD celebra su Congreso bajo el signo de la discordia interna. DER SPIEGEL lo caricaturiza como un partido a la deriva. LE MONDE prefiere interpretar la apuesta por una recuperación de políticas sociales reforzadas (el incremento del seguro de desempleo, por ejemplo) como un calculado giro a la izquierda, tras el estancamiento electoral del partido y la pérdida inquietante de militantes. Más crítico, el FINANTIAL TIMES augura un entierro, eso sí de primera clase, de la agenda reformista del excanciller Schroeder, analiza con disgusto las últimas medidas sociales de la Gran Coalición y afirma que el populismo de Kart Beck tiene como objetivo disimular el “pánico” que se vive en la dirección del SPD.

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