9 de octubre de 2016
Los islamistas marroquíes del PJD
consolidan su mandato pero tendrán que negociar pactos para hacer estable su
gobierno durante los próximos cuatros. Mejoran su representación parlamentaria
por encima de lo esperado (de 107 a 125), pero necesitan 198 para contar con
mayoría absoluta.
Sus
socios más probables son los nacionalistas del Istiqlal, claramente en
retroceso (han perdido catorce escaños y pasan de 60 a 46 escaños) y los oficialistas
de la RNI (Unión Nacional de Independientes), que tendrán que conformarse con 57 escaños, 13
menos que hasta ahora. Ambas formaciones se han sucedido estos cuatro años como
fuerzas auxiliares en el gobierno anterior, pero durante la campaña se han
mostrado muy críticas con el PJD.
No
será una coalición fácil. Los islamistas cuentan con el apoyo del Movimiento
Popular y otros partidos menores, aunque el desgaste que han sufrido en estos
cuatros años al lado de los islamistas puede hacerles menos proclives a
continuar con el respaldo al PJD.
La
oposición será liderada por los liberales eclécticos del PAM, considerado como
el partido más cercano a Palacio. Mejorar ostensiblemente su representación (superan
la barrera del centenar de escaños) y se confirman como alternativa, debido a
su creciente implantación local.
LA
GRAN DECEPCIÓN DE LA IZQUIERDA
La
izquierda es la gran derrotada de estas elecciones. Los dos partidos
tradicionales, la Unión Socialista de Fuerzas Populares, pese a mantenerse en
la oposición estos años de gobierno islamista, ha visto reducida a la mitad su
presencia en el nuevo Parlamento (pasa de 39 a 20 diputados). Los ex-comunistas
del Partido por el Progreso y el Socialismo (PPS), que optaron en cambio por
coaligarse con el PJD, también retroceden (pasan de 18 a 12), pese a sus
prometedores resultados en las municipales del año pasado. La gran decepción ha
sido la izquierda renovadora, que sólo obtiene dos escaños. Su líder, la
carismática profesora Nabila Mounib, no ha conseguido un asiento parlamentario.
No
es probable que los socialistas de la USFP se ofrezcan ahora para reforzar el
proyecto islamista después de haber dicho que la victoria del PJD podría poner
a Marruecos en la senda de Siria, una observación poco afortunada. Los
comunistas, malparados por esa cohabitación, pueden replantearse su posición,
ahora que ya no son tan necesarios.
Los
islamistas marroquíes son más pragmáticos aún que los de Túnez. Aceptan la
preeminencia absoluta del Trono en la conducción de los asuntos estratégicos
del país. Aunque el soberano parece decidido a convencer a propios y extraños
que acepta algo parecido a la monarquía constitucional, todavía se reserva
palancas formales e informales de poder que tienen poco que ver con este
sistema propia de los reinos europeos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario