30 de Diciembre de 2015
1- Las elecciones
norteamericanas, entre el circo y la dinastía. Las iniciales DC, que
identifican al Distrito de Columbia, capital y epicentro político
norteamericano, sirven muy bien para encapsular los dos impulsos de la
temporada electoral: (D)inastía Clinton y (C)irco Trump. Los sketchs
finales del gran payaso trágico pueden ser de traca antes de su reposo
en el panteón de las perversiones políticas norteamericanas, junto a la saga Jim
Crowe, el Ku Klush Klan, Lindbergh, la John Birch Society, el
cazador de brujas rojas McCarthy o el Big Brother Hoover, entre otros.
Si Trump sale 'coronado' en Cleveland por el Great Old Party es
que los Estados Unidos, definitivamente, estarán perdiendo el alma. Para ser la
primera mujer presidenta, sucesora del primer afroamericano presidente, Hillary
tendrá entonces que derrotar a un adversario pseudopolítico y a un Frankestein
mediático.
2- El declive del Daesh y los
sobresaltos terroristas cercanos. El Califato de Bagdadi será el más
efímero de la historia. Las derrotas de los últimos meses han privado a ese principado
de las tinieblas del 40% de sus conquistas. El repliegue, y posiblemente su
derrota militar, culminará el año entrante, si el ejército iraquí
reconquistara Fallujah y Mosul, como se proclama en Bagdad. Pero como esto ya
lo tienen descontado sus dirigentes y estrategas, es más que probable que
volvamos al escenario clásico del desafío islamista: mudanza a escenarios más
propicios y más atentados en territorio del enemigo lejano (o sea, nosotros).
3- Siria y las otras pesadillas
de la 'primavera rota' árabe. Prepárense para maratones
diplomáticas, palabras gruesas y música artillera de fondo. Todos los
conflictos imaginables encima de la mesa: el bipolar Washington-Moscú, el pandemónium
militar sobre el terreno, el sectario sunní-chií y, último pero más decisivo,
el geopolítico irano-saudí. Yemen será trasunto del rompecabezas sirio, pero no
por ello menos infernal. De lo que ocurra en Al Sham (Levante) dependerá,
tal vez, la suerte de la desquiciada Libia. Es incierto que el acuerdo fraguado
pacientemente por Bernardino León (ahora en desgracia) convenza a muchos más que
los abajo firmantes ¿Será Libia el cotolengo terminal del Califato?
4- El acuerdo nuclear iraní. El
uranio enriquecido al 20%, potencial elemento del Manhattan islámico que
nunca existió, ya surca los mares en dirección a Rusia. Es el primer paso de
este guadiana diplomático y mediático, aunque de gran río haya quedado reducido
a afluente de la actualidad internacional, para
beneficio de otros procesos locales como el relevo del sumo sacerdote,
los vaivenes de la relación bilateral Washington-Teherán, la reaparición de
Irán en el mercado petrolero global y la reapertura del bazar iraní a los
inversores extranjeros.
5- Palestina, hacia la
resignación y el olvido. La descomposición del desgobierno autónomo, las
fracturas en Hamas, provocadas en parte por el abandono de sus amigos externos,
y la estratégica derechista israelí de sofocar el conflicto a fuego lento
generarán espejismos en forma de mini-intifadas. Salvo que el Daesh
demuestre audacia en tierra santa...
6-La guerra interminable de
Afganistán. Las sempiternas dudas sobre la capacidad del frágil neo-estado
afgano para sobrevivir, si la mega-protección norteamericana no se prolonga de
nuevo, se avivarán en la recta final del mandato Obama. La escisión del
movimiento talibán, el espectro de un Daesh externalizado, la aparente
reaparición de Al Qaeda (detectada hace meses) y el espejismo del
acercamiento indio-pakistaní complicarán esta guerra interminable.
7- Europa: La exasperante
lentitud de la recuperación económica y el acecho de las opciones populistas.
2016 no será un año de batallas electorales de gran trascendencia (excepto
sorpresas o, ¿quién sabe?, España), pero
sí de intensos movimientos dentro y fuera de las trincheras: en Francia y en
Alemania, sobre todo. La duda es si la corrosión del vigente sistema político
europeo se asemejará al crecimiento de la hierba o a un estertor estruendoso.
8- El referéndum británico
sobre la permanencia en la Unión Europea. A falta de excitaciones
electorales, el apetito político del año
lo saciará la ruleta rusa de Cameron para embridar a euroescépticos
propios y rivales, convertir a los euroresignados en europragmáticos
y neutralizar a los euroentusiastas (escoceses, sindicatos, laboristas
de izquierda y otros).
9- La suerte (incierta) de los
refugiados sin refugio. El realojamiento de un millón de personas
desesperadas que huyen de la guerra y de todas las formas de persecución y
miseria se convencerán, con amargura, de que el paraíso no lo guardan ángelas
ficticias, sino más bien demonios orbanitas y limbos burocráticos.
10- Putin, indisputable gran
villano internacional. Los propagandistas irredentos de la guerra fría
seguirán construyendo su perfil de híbrido némesis híbrido fascisto-comunista.
En realidad, su estatura real se asemeja más al malo irrecuperable de
las películas serie B. Ucrania, gran sacrificada del interés exterior en
2015, permanecerá seguramente atrapada en 2016 en una guerra de posiciones y acuartelamientos,
hasta que los acontecimientos en Oriente Medio favorezcan el fin de las
sanciones y un nuevo reseteo de relaciones con el Kremlin.
11- El atasco de la economía
china y la pantalla de humo de las ambiciones nacionalistas en los mares
cercanos. Los mandarines tecnócratas del capitalismo de Estado se
afanarán, parece que vanamente, en enfriar la recalentada locomotora mundial, mientras
los propagandistas del aparato industrial-militar seguirán intentando intimidar
con sus bravatas patrióticas a sus vecinos no menos nacionalistas El pivot
to Asia del gran protector norteamericano seguirá siendo más disuasivo que
estimulante.
12- El final de la
década igualatoria en América Latina. La reducción de la pobreza y el
avance de las causas populares han tocado techo. El frenazo chino y el impacto
diferido de la crisis mundial anticipan un escenario negativo. Las opciones
progresistas seguirán retrocediendo por el efecto combinado del desgaste de la
gestión, errores políticos propios, conspiraciones de opereta de las élites
conservadoras y presiones de grupos de interés internacional. Las dos damas de
la izquierda latinoamericana, Dilma Roussef y Michelle Bachelet soportarán un
asalto inclemente. En otro registro, el chavismo se ahogará en su propia
decadencia.
... Y PARA TERMINAR, TRES AVISOS A MODO DE SORBITOS DE CAVA
- Argelia, ¿la próxima pesadilla?
¿Asistiremos a otra revuelta del pan como en 1988? ¿O la tensión social
se librará en una guerra de clanes dentro del régimen?
- Egipto. La indulgencia con la
que Occidente arropa a la dictadura militar podría acabar si el General Al Sisi
se saliera de los límites tutelares y se aventurase en arriesgadas 'joint-ventures'
con Moscú, emulando los tiempos de Nasser, en nombre de la lucha contra el
terrorismo.
- África: el continente
sempiternamente olvidado seguirá emitiendo señales de alarma que nadie atenderá
con diligencia. Nubarrones singularmente oscuros se ciernen sobre la zona de
los Grandes Lagos (Burundi y Rwanda), que pueden hacer recordar los episodios
más estremecedores de finales del pasado
siglo.
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