5 de Noviembre de 2014
Las
elecciones legislativas de este martes
en Estados Unidos han confirmado la conquista del Senado por el Partido
Repúblico y el refuerzo de la mayoría de que ya disfrutaban en la Cámara de
Representantes. Los
conservadores dominarán la totalidad del Legislativo. A la hora de cerrar este
comentario, ganan siete asientos en el Senado, hasta 51. Pelearán por el
octavo, el de Luisiana, que se decidirá en desempate, en diciembre, pero aún
así, ya disponen de mayoría absoluta. En la Cámara baja, arrebatan trece
escaños a los demócratas, lo que amplía su ventaja en torno a setenta.
UNA
DERROTA DOLOROSA
Los
demócratas han perdido todos los escaños que estaban dudosos e incluso algunos en
los que parecían favoritos. Estamos
ante un correctivo serio, que, sin duda, tendrá consecuencias graves. La derrota
demócrata debilitará notablemente al Presidente Obama en los dos años que le
restan de mandato. Como ya le ocurrió a Clinton, el Congreso se convierte en
una fuerza obstructora del poder presidencial.
No
es una especulación. Numerosos portavoces del Partido Republicano habían
convertido estas elecciones en un plebiscito para doblar la rodilla del
Presidente. Más allá de los asuntos referentes a los estados en los que se
competían, la mayor parte de los candidatos habían prometido que su elección
serviría para echar abajo las políticas que mas detestaban de la Casa Blanca
(sanitaria, energética, migratoria, económica e internacional).
En
los próximos dos años asistiremos, por tanto, a un acoso sistemático de los
conservadores para impedir que Obama pueda afianzar la reforma del sistema de
salud o permitir la regularización de once millones de inmigrantes. Además, se
da por hecho la autorización legislativa del gasoducto Keystone XL entre
Canadá y el Golfo de México, acompañada de leyes que impulsarán la producción energética,
relajarán los controles de protección ecológica y acentuarán las políticas de
austeridad. En política exterior, el próximo Congreso boicoteará las negociaciones
sobre el control del proyecto nuclear de Irán, sostendrán la colonización israelí
en Palestina, presionarán en favor de mantener un despliegue militar más
extenso en Afganistán e Irak y de castigar más duramente a Rusia.
TRES
OPCIONES NO EXCLUYENTES
La
gran incógnita en estos momentos es cómo responderá el Presidente Obama. Casi
nadie cuestiona que los resultados del martes suponen su derrota política más
severa desde que decidiera aspirar a la Casa Blanca. Pero no debe perderse de
vista que en semejantes situaciones se vieron algunos de sus antecesores más
populares como Reagan o Eisenhower.
Obama
tendrá que pelear sin reservas, pero sin descartar espacios de compromiso. El
pasado fin de semana, los corresponsales políticos del NEW YORK TIMES
aseguraban que el equipo de asesores más cercanos al Presidente habían diseñado
un programa de gobierno para estos dos años, agrupados en tres categorías: los
asuntos que pueden salir adelante mediante la denominada "acción ejecutiva"
presidencial, sin el apoyo del Congreso; los que pueden pactarse con el
legislativo; y los que, aunque se queden bloqueados en el legislativo, puedan
servir para cimentar la plataforma demócrata para las elecciones de 2016. (1)
Además
del espíritu destructivo y furiosamente hostil de los republicanos y el
alejamiento de muchos demócratas que lo consideran un líder amortizado, Obama
se ve privado de numerosos consejeros y colaboradores que han ido abandonándolo
por decepción o desencuentro. Se le reprocha al Presidente haberse encerrado
con un reducido grupo de fieles y de practicar un estilo de gobierno poco
eficaz y contradictorio, de no saber trasladar las ambiciosas ideas de sus
discursos en medidas prácticas de gestión.
Algunas
de estas críticas son certeras o razonables (2). Pero lo cierto es que Obama ha
sufrido un desgaste en absoluto legítimo. Estas elecciones legislativas han
sido planteadas como una operación de acoso y derribo, no sólo de los
candidatos demócratas en el cargo o aspirantes, sino del propio Presidente.
Hemos asistido a la campaña más costosa de la historia (de un tiempo a esta
parte, la última campaña siempre bate records de gasto), de la que se han
beneficiado las grandes corporaciones mediáticas (3)
DOS
AÑOS MÁS DE SUCIEDAD
Más
preocupante aún resulta el tono insoportable del debate en las últimas semanas.
Muchos candidatos republicanos se han alejado del Tea Party, una fuerza
gastada, pero no han abandonado un lenguaje agresivo, plagado de
descalificaciones, alarmismos y groseras manipulaciones (caso Ébola). Cuando el
senador McConnell, líder del Partido en el Senado, se refirió siquiera
levemente a una posible conciliación con la Casa Blanca en los años venideros,
los elementos más intransigentes reaccionaron con virulencia y le obligaron a
retractarse.
En
definitiva, dos años muy duros por delante. No cabe esperar mucha ayuda de los
demócratas, que no han podido movilizar a su electorado. Los grandes espadas
del partido ya piensan en las presidenciales de 2016. Hillary Clinton aparece
como la candidata indiscutible aunque parezca prematuro asegurarlo. Si se
confirma su intención de presentarse, el resto de aspirantes, salvo sorpresa
mayúscula, serán puras comparsas.
En
el bando republicano, se perfilan tres senadores como favoritos de inicio: Ted
Cruz (Texas), Marc Rubio (Florido) y Rand Paul (Kentucky). Todos ellos tienen sólidas
posiciones conservadoras, singularmente en el asunto de la inmigración. Algo
que pueden sorprender debido al origen latino de los dos primeros. Pero hay que
recordar que hay un sector hispano conservador en materia social y de
costumbres, aparte de la influencia anticastrista en Florida.
(1) PETER BAKER, MICHAEL SHEAR. Brace for a Shift in Congress,
Obama is Setting a New Agenda. NEW YORK TIMES, 2 de Noviembre de 2014.
(2) Un buen resumen de estos seis años de presidencia
demócrata, en el artículo de JULIET EILPERIN Y DAVID NAKAMURA, corresponsales
del WASHINGTON POST en la Casa Blanca. 3 de Noviembre de 2014. El
último libro de DAVID ROTHKOPF, articulista habitual de FOREIGN POLICY ("National
Insecurity. American Leadership in an Age of Fear"), analiza el
debilitamiento del liderazgo presidencial, y el de Obama en particular
(3) REED RICHARDSON. Corporate Media Companies are the Real
Winners of the Midterm Elections. THE NATION, 3 de Noviembre de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario