12 de mayo de 2021
Las elecciones regionales en Escocia del pasado 6 de mayo han reforzado la aspiración nacionalista de lograr un nuevo referéndum de independencia. El Partido Nacionalista escocés (SNP) ha aumentado en un escaño su presencia en el Parlamento de Holyrood y se ha quedado a uno solo de la mayoría absoluta. Sus socios en la aspiración independentista, los verdes, han obtenido dos más y ya suman ocho. Hay, por tanto, una mayoría política que quiere a Escocia fuera del Reino Unido. Y dentro de la Unión Europea.
La posición de los nacionalistas se ha reforzado electoralmente, mientras el bando opuesto presenta un balance desigual. Los conservadores parecen exitosos tras su abrumador triunfo en las generales de diciembre de 2018, mientras los laboristas continúan con su calvario electoral, confirmado en los comicios parciales recientes. En las últimas dos décadas, la decadencia laborista en su otrora feudo escocés ha transcurrido en paralelo al auge independentista, como refleja el siguiente gráfico. Es claro el trasvase de votos, favorecido por la evolución del nacionalismo hacia posiciones clásicas de la socialdemocracia europea.
Los liberal-demócratas
tampoco levantan cabeza. Su creciente irrelevancia en Escocia se ha producido
en beneficio de los conservadores, que se presentan como portavoces más
convincentes de la población unionista.
El primer ministro tory, Boris
Johnson, parece haber superado el desgaste de la pandemia con una eficaz campaña
de vacunación, liberada de las rigideces burocráticas que han lastrado a la UE.
Pero ante el “problema escocés”, esta aparente fortaleza es muy discutible y
tendrá que ser más hábil que contundente.
Nicola Sturgeon es ya, sin lugar a dudas, la segunda figura política del Reino (todavía) Unido. El reciente triunfo electoral parece enterrar la marejada que sacudió al SNP por el enfrentamiento con, Alex Salmond, su antecesor.
Así las cosas, la independencia escocesa y el procedimiento para alcanzarla será objeto de una feroz disputa y de un intrincado debate social, mediático y político. He aquí un repaso a las fortalezas y debilidades de una aspiración que puede tener enormes consecuencias en todo el continente. Los argumentos favorables y desfavorables se presentan por bloques temáticos.
1. La cuestión legal o de procedimiento.
DEBILIDADES |
FORTALEZAS |
Los nacionalistas no pueden convocar el referéndum. Tiene
que hacerlo Westminster. Los conservadores, con mayoría absoluta en el
Parlamento de Londres, se oponen radicalmente, igual que laboristas y liberales. |
La mayoría independentista no plantea un desafío al Estado
ni pretende seguir una vía unilateral, contrariamente a lo ocurrido en
Cataluña. Quiere que el proceso se ajuste a las exigencias legales. |
2. Las bazas políticas.
DEBILIDADES |
FORTALEZAS |
Johnson ha descartado el “permiso” para la celebración de
un nuevo referéndum, ateniéndose al principio no escrito (es decir, político,
no legal) de que tal iniciativa sólo puede producirse una vez por generación.
Cameron ofreció más competencias a Escocia en 2014 y eso resultó decisivo
para que el resultado del referéndum fuera favorable a la permanencia en el
Reino Unido. Johnson, en cambio, no se ha mostrado muy conciliador, hasta la
fecha, aunque, conociendo su carácter, no es descartable un viraje. En todo
caso, no será fácil convencer a la base tory, que ya fue reticente con la postura
flexible de Cameron. Según una encuesta de YouGov, la mitad de los
británicos son indiferentes o incluso
favorables a la independencia escocesa, pero los electores conservadores son
claramente contrarios. |
Sturgeon replica que han cambiado notablemente las
condiciones políticas con respecto a 2014. Entonces, Gran Bretaña estaba en
la UE. Ahora, Escocia se ha visto expulsad del proyecto europeo, a pesar de
que, en el referéndum del Brexit, los escoceses votaron claramente a favor de
la permanencia en la UE (62% frente al 38%). La escisión protagonizada
por Alex Salmond, el anterior líder nacionalista y en su día mentor de
Sturgeon, tras un escándalo relacionado con presuntos abusos sexuales, se ha
diluido. ALBA, el partido creado por Salmond tras la ruptura, no ha obtenido
ni un solo escaño en las recientes elecciones. |
DEBILIDADES |
FORTALEZAS |
Las cifras indican un desequilibrio fiscal de Escocia. En
la actualidad, este territorio recauda menos y gasta más por habitante que el
Reino Unido en su conjunto. El déficit público escoces sería el 8,6% del PIB
frente a, 2,6% del Reino Unido. THE ECONOMIST señala, además, que el rédito fiscal del
petróleo y el gas, el principal recurso de Escocia, es volátil: ha pasado de
10 mil millones de libras en 2008 a 650 millones el año pasado. Eso sin tener
en cuenta que, en caso de separación, Gran Bretaña reclamará una parte de
esos recursos naturales, además del sostenimiento compartido de la deuda estatal
actual, que supera los 2 billones de libras y supone casi el 100% del PIB. Por último, se resalta el impacto sobre el comercio.
Escocia vende al Reino Unido el 60% de los productos que exporta. En el nuevo
escenario, habrá una merma clara. |
Los nacionalistas argumentan que Escocia dispone de una
situación socio-económica favorable para afrontar estos retos, por cuanto que,
según los datos disponibles más recientes, el PIB per cápita es casi de 30.000
libras, sólo dos mil menos que el del Reino Unido. Asimismo, los independentistas arguyen que, según la mayoría de los análisis, los
perjuicios económicos del Brexit van a ser mayores que los de Scotxit,
y eso no impidió el empeño de los tories (y de la mayoría de los
laboristas) en separarse de la UE. Otro argumento menos fáctico remite a experiencias
similares de otros países europeos, cuya prosperidad mejoró muy claramente
después de acceder a la independencia. Son los casos de Noruega (después de
separarse de Suecia) y de Islandia (tras segregarse de Dinamarca). Con respecto al dossier mercantil, Escocia espera
compensar la pérdida con la protección del acuerdo entre la UE y Gran
Bretaña. |
4. Las relaciones con la UE.
DEBILIDADES |
FORTALEZAS |
Por muy entusiasta que sea con el proyecto europeo,
Escocia tendrá que afrontar un periodo de adaptación y de cumplimiento de
requisitos tan estrictos como cualquier otro aspirante a la adhesión. Los tories
suelen afirmar que la eurofilia escocesa es muy reciente y recuerdan
que en los años setenta se opusieron al ingreso del Reino Unido. Además, se evoca el problema político que originaría la
adhesión tras una secesión nacional; y en particular se apunta a un posible
veto de España, para no alimentar las aspiraciones de Cataluña. Se ignora qué
posición mantendrán Alemania y Francia, dos ejemplos contrarios de
federalismo y centralismo en sus ámbitos internos. En el aspecto técnico, también se señalan problemas. Para
cumplir con los criterios de la UE, Escocia tendría que afrontar un serio
ajuste, algo muy perjudicial para su proyecto de expansión de sus servicios
públicos. El gran obstáculo será el monetario. Escocia no desearía
adoptar el euro, pero como no tiene moneda propia, tendría que acogerse a la
libra como instrumento transitorio. Los tratados europeos no contemplan de
forma explicita esta solución, lo cual plantea un complicado proceso de
negociación. |
Los nacionalistas acreditan un fuerte compromiso con el
proyecto europeo. En el referéndum del Brexit, se pronunciaron claramente por
la permanencia en la UE, con un 62% de votos favorables, más que cualquier
otra parte del Reino Unido. El europeísmo escocés no tan reciente como dicen los
unionistas. Hace tiempo que los nacionalistas mantienen un discurso de adhesión
al proyecto de integración europea frente a las reticencias de conservadores
y de un sector de los laboristas. En cuanto a los requisitos, los políticos y sociales están
más que acreditados y los económicos no son insalvables. Se citan opiniones
autorizadas, que sostienen que la candidatura escocesa tendrá preminencia
sobre la de aspirantes balcánicos como Albania y Montenegro. En el controvertido asunto del euro, el planteamiento
inicial de Escocia es conservar su autonomía monetaria. Aspiran, sin decirlo
expresamente, a seguir el modelo sueco, es decir, comprometerse con el euro,
pero sin prisas, a largo plazo, hasta calibrar lo que resulte más conveniente
para sus intereses económicos y, si procede, crear su propia moneda. |
5. El
compromiso con la seguridad aliada
DEBILIDADES |
FORTALEZAS |
El principal escollo es el futuro de los submarinos de
propulsión nuclear Trident, cuya base se encuentra a 65 kilómetros de Glasgow.
Los nacionalistas han sido desde hace tiempo partidarios de la retirada de
este armamento. La mitad del electorado escocés se manifiesta claramente a
favor de la retirada de los submarinos y de una Escocia desnuclearizada. Una
eventual tensión con la OTAN puede ser una complicación adicional y una baza para
los unionistas de Londres. |
Escocia desea permanecer anclada en la OTAN y su pertenencia
a esta organización será muy bien recibida por los aliados. El nuevo país
aseguraría el refuerzo de la vigilancia activa del norte marítimo europeo, de
importancia estratégica evidente, además de contar con el respaldo de los
países bálticos, por la permanente sensación de la supuesta amenaza rusa. La flexibilidad en el asunto de los submarinos se da por
descontada, aunque no sea explícita. De hecho, Sturgeon hace tiempo que ha dejado
de reivindicar la retirada de este armamento. |
REFERENCIAS
- “Brexit has reinvigorated Scottish nationalism. It
has also shown up some of the difficulties of secession. THE ECONOMIST, 17
de abril.
- “Scottish activists want a quiet, safe, progressive
independence. The new country would scurry to join NATO and the EU”. LINDSEY KENNEDY
y NATHAM PAUL SOUTHERN. FOREIGN POLICY, 31 de marzo.
-SNP election win: Johnson
set up meeting as Sturgeon pledges second referendum. GUARDIAN, 8 de mayo.
- “Enthusiasm for the SNP
does not reflect its record in government”. THE ECONOMIST, 1 de mayo.
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