28 de junio de 2023
A un mes escaso de las elecciones generales anticipadas en España, crece la impresión de que el PP necesitará un acuerdo con VOX para conseguir mayoría parlamentaria y regresar el gobierno. Los recientes comicios autonómicos, y el celebrado previamente en Andalucía, han indicado el camino. Lo que queda por dilucidar es hasta dónde llegará esa colaboración.
Europa ofrece ejemplos de todo tipo
y condición. Como en el análisis anterior sobre la participación/abstención, no
me limitaré a los estados de la UE, ya que la integración económica y las
responsabilidades compartidas en política exterior y de seguridad aconsejan
fijarse también en las realidades de países como el Reino Unido, Suiza, Noruega
o Islandia. Quedan fuera, por las razones ya expuestas en el trabajo anterior,
los países balcánicos y los exsoviéticos.
El examen político de estos 31
estados ofrece una tipología de cooperación entre los partidos de derecha (conservadores
liberales, liberal-conservadores o democristianos conservadores, todos ellos autoproclamados
de centro-derecha) y los de extrema derecha (que deben ser identificados
ideológicamente como nacionalistas ultraconservadores y/o identitarios, ajenos
al discurso liberal).
He elaborado unos cuadros
sinópticos que ofrecen una foto fija de las combinaciones políticas en las que
intervienen los partenaires del PP y de VOX en la UE (afiliados o cercanos al
Partido Popular Europeo y, en su caso al Grupo Popular del Parlamento de
Estrasburgo) y en los otros países
considerados.
1. Gobiernos monocolor de los partidos afiliados al PPE.
1. GOBIERNO
CONSERVADOR MONOCOLOR |
||||
PAÍS |
PARTIDO |
GRUPO Pº EURO |
|
|
GRECIA |
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|
|
|
|
Nueva Democracia |
Popular |
|
|
En la actualidad, sólo ocurre en
Grecia. El partido Nueva Democracia, liderado por Kiriakos Mitsotakis, acaba de
renovar el éxito obtenido en mayo, ahora por mayoría absoluta, no debido a un
incremento de sus votos, sino a los 50 escaños adicionales con que el sistema
electoral prima a los ganadores.
Mitsotakis no necesita, por
tanto, a la ultraderecha, que, en todo caso, se encuentra en la situación más
fuerte desde el fin de la dictadura de los coroneles, hace cincuenta años. Tres
partidos extremistas han conseguido un millón de votos y 35 escaños: Espartanos
(13), Solución griega (12), Victoria (10). Las tres
representantes corrientes diferentes del universo ultra. Espartanos es
el heredero del movimiento neonazi Amanecer Dorado, que en las
elecciones de enero de 2015, en plena crisis financiera llegó a conseguir 17
diputados. El fundador de Espartanos, Vasilis Stigkas, ha mostrado en reiteradas ocasiones su
simpatía por Amanecer Dorado. Uno de los antiguos portavoces de esa formación neonazi, Ilias Kasidiaris,
expresó su apoyo explícito a Espartanos, después de que su nuevo partido ultra,
el Nacional de los Griegos, no fue autorizado a concurrir en las elecciones de
este año.
Solución griega es la
opción nacionalista extrema que conecta con LAOS, ANE y otras formaciones. Y,
finalmente, NIKH (Victoria) representa
los valores ortodoxos integristas.
Alguien puede echar de menos aquí
a los tories británicos, que también gobiernan en solitario. Sin embargo,
como ahora veremos, los situó, con matices, en el grupo siguiente.
2. Gobiernos monocolor de los partidos nacionalistas
conservadores, homologables a VOX, reunidos en el grupo parlamentario
europeo ECR (Conservadores y reformistas europeos)
A día de hoy, en dos estados de
la UE gobiernan en solitario partidos que llevan a cabo llevan a cabo políticas
radicales o extremas de derecha: el PiS (Ley y Justicia), en Polonia, el FIDESZ (Alianza de Jóvenes húngaros), en Hungría.
Fuera de la UE, tenemos al mencionado Partido Conservador del Reino Unido.
El PiS es por número de votos
(6,5 millones, en 2019) y por su condición hegemónica en su país casi
indiscutible (casi el 45% de los votos, si tenemos en cuenta a sus dos partidos
satélites ), el principal partido de la ultraderecha europea. La derecha
conservadora moderada (Plataforma Cívica y el Partido Campesino, ambos
adscritos al PPE) y los divididos y débiles liberales de Moderna Polonia,
Iniciativa polaca y Unión Democrática Europea han hechos esfuerzos para para acabar con el “reinado” de Kaczynsky,
pero nunca han sido capaces de forjar una coalición exitosa. La xenofobia, el
recelo ante cualquier limitación de soberanía que implica el avance del
proyecto europeo y un feroz sentimiento antirruso colocan al PiS y sus
satélites en una esquina sombría de Europa.
En Hungría tienen a su mejor
aliado de la UE. Victor Orbán ha recorrido una larga travesía hacia la extrema
derecha, desde sus iniciales posiciones liberales progresistas, en los
estertores del régimen comunista. El FIDESZ (Alianza de Jóvenes húngaros por la
Libertad) ha residido en casi todos los campamentos políticos de la derecha al
centro europeos. En las últimas elecciones, toda la oposición presentó un
frente unidos, pero Orbán se sirvió de los medios y del resto de palancas
institucionales para mantenerse en el poder. Compañero de viaje de los
liberales hasta finales de los noventa, luego fue acogido en el PPE, a pesar de
que ya apuntaba modos autoritarios. La obsesión por no perder el liderazgo hizo
que los conservadores liberales europeo aguantaran los ataques a la libertad,
el Estado de Derecho, la independencia judicial, la libertad de información y
otros atentados al orden liberal. Hasta que, en 2021, minutos antes de ser
expulsado, Orbán decidió abandonar el Grupo Popular y pasar a ese cajón de
sastre de los No adscritos. Por su buena relación con Moscú, tenía
difícil acomodo en el ECR, liderado por polacos desde el abandono británico, y
recientemente por los italianos de Meloni. Podría haber encajado en el Grupo
Identidad y Democracia, con Le Pen, Salvini y los alemanes, pero el líder
húngaro se ha tomado su tiempo y madura su estrategia. La convivencia con
FIDESZ durante más de veinte años es uno de los asuntos más embarazosos para
los partidos del PPE.
2b. El caso híbrido del Reino
Unido
REINO UNIDO |
|
NO PERTENECE A LA UE |
|
NO PERTENECE A LA UE |
|
Pº Conservador |
Antes del Brexit estuvo en ECR |
Pº Unionista Democ. |
|
A muchos puede sorprender el
encaje matizado en este grupo del Partido Conservador británico. Sin embargo,
su deriva política de los últimos años hacia un nacionalismo exacerbado y sus
alianzas políticas continentales así lo indican. Esta formación, antes de
ejecutarse el Brexit, ya no estaba alineado con el PPE en el Parlamento
de los 28 de entonces, sino con el ECR. Los tories no se sentían cómodos
con el europeísmo de los partidos de la derecha liberal-conservadora y los
democristianos. En cambio, compartían la visión de los ultraconservadores gobernantes
polacos y húngaros, recelosos del poder de Bruselas y partidarios de afianzar
la preeminencia nacional en el proceso de construcción europea. De ahí que
tenga sentido establecer una excepción con el Partido Conservador británico.
3. Gobiernos de coalición
entre la derecha y la ultraderecha, en los que los adscritos o afines al PPE
son el socio mayor y los nacionalistas conservadores y/o identitarios son el
socio menor o subsidiario. Se dan dos casos en estos momentos: Croacia
y Letonia.
3. GOBIERNOS DE
COALICIÓN COMO SOCIO MAYOR, CON NACIONALISTAS |
||||
PAÍS |
SOCIO MAYOR |
GRUPO Pº EURO |
SOCIO MENOR NAC. |
GRUPO Pº EURO |
LETONIA |
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Nueva Unidad |
Popular |
Alianza Nacional |
Conserv.
Reform. |
CROACIA |
|
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SIN REPRESENT. |
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Unión Demóc.Croacia |
Popular |
Pº Popular serbio |
|
El caso croata merece comentario.
El partido gobernante, la Unión Demócrata Croata (HDZ), es el mismo que condujo
el país a la independencia, con posiciones nacionalistas tan extremas como la
de sus homólogos serbios, y el que alentó la destrucción de Bosnia-Hercegovina
para favorecer la partición de la República y agrandar el territorio nacional
con los territorios de mayoría croata. En los últimos treinta años no se ha
alejado de ese nacionalismo radical y excluyente, aunque su discurso formal se
haya atenuado un tanto, entre otras cosas para acceder a los fondos europeos y
hacerse presentable a sus pares del Partido Popular europeo, en cuyo Grupo
parlamentario está integrado. Las credenciales cristianas (en su caso,
católicas) han servido también de justificación para la normalización de los
nacionalistas croatas. Pero su confesionalismo es más asimilable al de los
polacos del PiS que a los alemanes de la CDU.
En cuanto a Letonia, la formación
hegemónica, Vienotiba (Nueva Unidad) comulga con los principios
fundamentales del PPE, pero nunca le ha hecho ascos a colaborar, incluso en el
gobierno, con la ultraderecha nacionalista, donde todavía perduran las
influencias nazis.
4. Gobiernos de coalición entre la derecha y la
ultraderecha, pero con la relación de fuerzas invertida, es decir, con los
nacionalistas conservadores y/o identitarios detentando la jefatura del
ejecutivo y/o la mayoría de los ministerios, mientras los partidos
conservadores-liberales o democristianos mantienen posiciones secundarias.
Esta situación se da en dos estados: Italia y Chequia.
Italia es el paradigma del auge
ultranacionalista y xenófobo en Europa. En la coalición tripartita que domina
el país desde el naufragio del centro izquierda y el escaso fuelle de las
soluciones tecnocráticas, cohabitan tres partidos. Hasta la crisis financiera,
el que llevaba la voz cantante era Forza Italia, una formación más
populista que doctrinaria. Hubiera encajado bien con los tories de la
reciente época de Johnson, pero previamente los alemanes y los españoles
convencieron a Berlusconi de que se integrara en el PP europeo, que perseguía la
hegemonía en la Eurocámara, a costa de rebajar lo que hiciera falta las
exigencias ideológicas.
Los otros dos partidos italianos
militan en las dos familias del nacionalismo conservador, encuadradas en dos
grupos europarlamentarios diferentes. Los Fratelli d’Italia se alinean
con los polacos del PiS, ultracatólicos y, sobre todo, antirrusos. El partido
de Giorgia Meloni, mientras fue el socio menor de la triada conservadora
italiana, daba rienda suelta a su xenofobia y se permitía ciertas
aproximaciones a Moscú. Pero desde que ascendiera a la posición dominante del
trío y ocupara la jefatura del gobierno, los Fratelli se han desprendido
del equipaje retórico, más molesto. La invasión rusa de Ucrania ha diluido
cualquier veleidad prorrusa.
Por el contrario, la Lega decidió
asociarse con la dirigente nacionalista francesa, Marine Le Pen, cuyas
relaciones con el Kremlin provocaron una controversia aún no resuelta por
completo. Ambos son las cabezas del otro eurogrupo en la Eurocámara: Identidad
y Democracia. Su nombre lo dice casi todo. El nacionalismo identitario que
defienden y representan ha reforzado las tendencias xenófobas en Europa. Son
dirigentes que pertenecen a dos de los cuatro países más importantes del
continente. Aunque no han conseguido conquistar la jefatura de sus respectivos
ejecutivos, han condicionado las políticas de los partidos centristas en
materia migratoria. El líder leguista, Mario Salvini, alcanzó su cenit de
poder en 2018, al hacerse con la cartera de Interior y pilotar la política antinmigración,
en un gobierno contra natura con los populistas del Movimiento 5
estrellas, quienes han ido evolucionando hacia posiciones liberales.
El PP europeo da por perdido al grupo
Identidad y Democracia, donde se integran también los xenófobos alemanes
de Alternativa por Alemania (AfD), pero de cara a las elecciones del año
próximo no renuncia a un pacto con los Fratelli de Giorgia Melonia, y más
después de la muerte de Berlusconi, una de cuyas consecuencias podría ser la
desaparición de Forza Italia. De
no conseguirlo, el PPE se quedaría sin un socio en el tercer país de la UE.
En cuanto a Chequia, la derecha
se ha venido agrupando desde todos sus ángulos: el liberal-conservador, el
nacionalista y el populista, tanto en su vertiente empresarial como ciudadana.
El factor personal ha tenido un peso determinante en la vida de estas
formaciones, que huyen de las denominaciones clásicas. Domina ligeramente ahora
el ODS, fundado por el que fuera primer ministro en los noventa, Vaclav Klaus,
admirador entusiasta de Thatcher. A lo largo de los años, se ha mantenido
próximo a los tories en los equilibrios europeos. Se le puede considerar
como el más liberal de todos los que se reúnen en el grupo ECR del Parlamento
de Estrasburgo
5. Gobiernos de coalición de
partidos de la derecha conservadora-liberal con partidos ultranacionalistas,
pero también con la presencia de centristas (liberales progresistas o
reformistas) o de centro-izquierda (socialdemócratas y ecologistas). Este
caso tiene lugar en Finlandia, Lituania y, fuera de la UE, en Suiza.
5. GOBIERNOS DE COALICIÓN CON
NACIONALISTAS Y LIBERALES |
|||||||
PAÍS |
PARTIDO PRINCIPAL |
SEGUNDO PARTIDO |
GRUPO Pº EURO |
SOCIO NACIONALISTA |
GRUPO Pº EURO |
SOCIOS LIBERAL |
GRUPO Pº EURO |
FINLANDIA |
|
|
|
|
|
|
|
|
Coalición Nacional |
Democr. Cristiana |
Popular |
Verdaderos finlandeses |
Identidad y Democr. |
Pº Popular Sueco |
Renovar Europa |
LITUANIA |
|
|
|
|
|
|
|
|
Unión Patriótica |
Democrac Cristiana |
Popular |
Agrup. Elect. Polacos |
Conserv. Reformist |
Mov .Libert |Libertad! |
Renovar Europa |
SUIZA |
|
|
NO PERTENECE A LA UE |
|
NO PERTENECE A LA UE |
|
NO PERTENECE A LA UE |
|
Democracia Cristiana |
Democrac Cristiana |
|
Unión Democ.Centro |
|
Liberal|Sociali |
|
El caso más significativo a
destacar en este bloque es el de Finlandia. Al no conseguir la joven líder
socialista, Sanna Marin, revalidar su sorprendente victoria de 2019, se perfiló
una nueva coalición de derechas. El gran resultado de los xenófobos del Partido
de los Finlandeses, apenas unas décimas menos que Coalición Nacional, le hacía
acreedor a un puesto seguro en el gobierno. Pero las turbulencias de las experiencias
anteriores auguran un difícil recorrido. Para equilibrar este deslizamiento
hacía el extremo, el principal partido conservador ha conseguido incorporar al
gobierno a los liberales de la minoría sueca.
Lituania y Suiza son dos casos
bien diferentes. En el país báltico, la derecha conservadora clásica (conservadora
y democristiana) mantiene la hegemonía. En la coalición de gobierno la
presencia del partido nacionalista de la minoría nacionalista polaca se
compensa con dos partidos liberales europeístas.
En Suiza, la xenófoba Unión
Democrática del Centro (engañoso nombre, como en otros muchos casos análogos)
se ha ido debilitando en los últimos años, por el desgaste de la acción de
gobierno, pero no lo suficiente como para perder su condición de primer partido
del país. Prueba de su resistencia es que los partidos de centro-derecha y
centro-izquierda participan en un gobierno de coalición amplia que en poco
suaviza los postulados nacionalistas de la SVP-UDC
6. Gobierno de la derecha
conservadora y liberal, con apoyo parlamentario externo y estable de la
ultraderecha. Es el caso de Suecia, merced al pacto convenido hace
unas semanas, tras el resultado de las últimas elecciones, que confirmaron el
auge de los nacionalistas xenófobos.
6. GOBIERNOS COALICIÓN
CONSERVADORES-LIBERALES CON APOYO PARLAMENTARIO NACIONALISTA |
|||||||
PAÍS |
SOCIO CONSERV |
SOCIO CONS.MENOR |
GRUPO Pº EURO |
SOCIO LIBERAL |
GRUPO Pº EURO |
APOYO EXT. NACIONALISTA |
GRUPO Pº EURO |
SUECIA |
|
|
|
|
|
|
|
|
Moderados |
Democ.Cristiana |
Popular |
Liberales |
Renovar Europa |
Demócratas suecos |
Conserv.Reform. |
Contrariamente a los ocurrido en
Finlandia, conservadores y liberales suecos intentaron evitar a toda costa el
estigma de gobernar con la ultraderecha. Al final, lo han conseguido, pero sólo
formal o nominalmente. Los Demócratas suecos no estarán en el gobierno, pero se
reservan la capacidad de hacerlo caer si le retiran su apoyo parlamentario. La
cuestión migratoria será la clave del nuevo tiempo político sueco. Pero, en
realidad, los xenófobos ya han conseguido que todos los partidos, incluida la
socialdemocracia, asuman gran parte de sus enfoques. Lo mismo ha ocurrido en
otros países, donde la ultraderecha no gobierno, ni siquiera tiene un peso tan
influyente como en Suecia, Finlandia, Italia o Suiza. Incluso en países donde
está sometida aún al cordón sanitario férreo, como en Alemania y Francia (y
recientemente, Irlanda), esa derecha nacionalista conservadora e identitaria ha
contaminado el discurso político y obligado a gobiernos liberales y
social-demócratas a endurecer sus políticas migratorias.
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