24 de enero de 2024
La
extrema derecha conquista posiciones de poder: en despachos, en códigos legales
y en las mentes. La ciudadanía preocupada responde en las calles. Los líderes
del orden liberal señalan al lobo, pero sin resolver los problemas de
los corderos. Simplemente, se presentan como los únicos pastores
capaces de cuidarlos y protegerlos de la horrible amenaza.
En Alemania o en Francia. En Italia o en España. En
Gran Bretaña o en cualquier país europeo que tenga un índice elevado de
inmigración, se repite el esquema, con sus matices nacionales. También en
Estados Unidos, donde el lobo mayor, que reinó hace no
mucho y luego fue expulsado de la manada, amenaza con regresar con hambre
atrasada, para expulsar a los falsos pastores, comerse los corderos
negros y traer el alborozo a los corderos blancos.
La simplicidad de la parábola es acorde con estos
tiempos de dominio de las redes sociales en la conformación de las conciencias,
en el ritmo del debate público, en la administración de las obsesiones políticas.
El gran
miedo vuelve a dominar el ánimo del relato occidental.
Los políticos liberales del consenso
centrista están alarmados por este enésimo auge de la extrema derecha, pero no
dejan de adaptar sus postulados, “civilizarlos”, “suavizarlos” y “convertirlos”
en normativas “responsables”. El “control de la inmigración” es el elemento
clave para evitar que el orden liberal se les escape de las manos. El “cruce
irregular de fronteras” en Europa alcanzó en 2023 la cifra más alta desde 2016,
según FRONTEX (1). Lo que parece justificar que las políticas restrictivas se
impongan por doquier.
No ha funcionado antes y es dudoso que lo haga
ahora. Los dirigentes occidentales ya cantaron victoria en el reflujo de la
extrema derecha tras su último ciclo de repunte que siguió a la crisis
financiera iniciada en 2008, complicada luego con agitaciones internacionales,
que provocaron incrementos migratorios y, por reacción, un rechazo ciudadano
visceral.
Ahora asoma otra vez el “peligro”, y se vuelve a
las viejas fórmulas retóricas de defensa abstracta de la democracia y los
derechos humanos, aunque esos “principios” no dejan de degradarse debido a las
brechas sociales y a la falta de soluciones a problemas básicos: precariedad
laboral, escasez y carestía de la vivienda, saturación de los servicios sanitarios,
tensiones en los sistemas educativos, envejecimiento de la población, etc.
ALEMANIA: LOS VIEJOS FANTASMAS
En
Alemania, salen miles de ciudadanos para “plantar cara” a una “marea parda” que
obtiene, sin embargo, sus mejores resultados precisamente en el caladero de corderos
propiciatorios. El mensaje del lobo consiste en hacer creer a los corderos blancos que el pastor no les protege de los corderos
negros, sus verdaderos enemigos
(2).
La filtración de una reunión clandestina bajo el
apostolado de un ultra austríaco de la teoría del “remplazamiento” (corderos
negros expulsando a los corderos blancos), en la
que se preconizaba la expulsión de los refugiados de África y Asia ha
despertado los viejos fantasmas del nazismo. Durante años había cierto pudor en
identificar a la AfD con el Tercer Reich. Cada vez son ahora más recurrentes
las comparaciones. Y, consecuencia de ello, las llamadas a la ilegalización de
las formaciones que proclamen abiertamente la xenofobia o el racismo.
Los medios liberales germanos denuncian la campaña
taimada de los xenófobos del partido Alternativa por Alemania (AfD) para
aprovecharse del estancamiento económico. Alemania es el país es el que
presenta peores cifras macroeconómicas de la UE, algo impensable hace sólo tres
años (3). En las zonas más pobres del Este, donde hace treinta años se prometió
el paraíso del capitalismo democrático para superar la pesadilla del
colectivismo comunista, la AfD es ya el partido dominante. Sólo falta que lo
acrediten este mismo año las urnas, en los länder de Brandenburgo, Sajonia y Turingia.
Esos extranjeros (los corderos negros), en
efecto, son utilizados por la ultraderecha como el chivo expiatorio del
malestar social. Pero el problema es más complejo. Los partidos del sistema
político y social defienden la llegada de trabajadores extranjeros, pero
convenientemente seleccionados y tamizados por los intereses empresariales (de
la grandes empresas, para ser exactos). La actitud compasiva que en su día se
atribuyó a la entonces Canciller Merkel estaba en realidad inspirada por los
intereses de una patronal a la que le faltaba mano de obra útil. En una
sociedad sin incentivos para reproducirse internamente, el mercado de trabajo
necesita otras fuentes. Esos desplazamientos laborales tienen consecuencias
sociales, que la extrema derecha explota con sencillo oportunismo.
FRANCIA: CONTRA EL RIVAL CON SUS PROPIAS ARMAS
En Francia, las tensiones laborales se confunden
con fricciones culturales en un cóctel explosivo. La cuestión de la identidad
nacional se convierte en un rentable apelativo político. A los corderos
blancos se les ha convencido de que la paz del rebaño está en peligro por
costumbres y creencias de las manadas oscuras, no por un lobo
imaginario. El nuevo gobierno de Macron se propone restaurar en los corderos
blancos ese miedo al lobo que parece haber
desaparecido. Pero para ello debe demostrar que es capaz de contener y reducir
la cabaña de corderos negros (4).
No habrá próximamente elecciones interiores en
Francia, pero sí europeas donde se ha hecho imperativo demostrarle al lobo que no
puede imponer su ley en el rebaño. El equipo político que Macron ha puesto en
marcha tiene a un pastor vicario, el primer
ministro Attal, réplica del patrón omnisciente, que vigila desde lejos pero sin
perder detalle. El pastor Attal
dibujará nuevos senderos o más bien
remozará los ya transitados por sus antecesores, mientras Júpiter
Macron asegura que las condiciones de vida del rebaño (pastos, cabañas,
rutas) serán óptimas para su bienestar general.
En su último rendez-vous ante los
franceses, Macron escenificó esta especie de rectificación, plagada de símbolos
y gestos y escasa de sustancia, desde los uniformes de los escolares hasta la
revisión de los planes de estudio. Del otro lado de la loma, el lobo (en este
caso, la loba) esbozaba una sonrisa sardónica. “Siempre la misma
cháchara”, sancionó Marine Le Pen, que disfruta del arrullo dulce de unos
sondeos electorales más favorables que nunca.
Después de dejar el escenario nacional bien dispuesto
para el próximo combate, Macron
cumplió la ceremonia anual del encuentro con el socio alemán, compañero de
fatigas en la lucha contra el lobo de la extrema derecha. Pero la
cumbre franco-germana fue más bien anodina. Scherezade Macron hablando
sin poder dejar de callarse al impávido y silencioso Scholz, como resumió el Süddeutsche
Zeitung (5). Cuentos de lobos y corderos, quizás.
Dicen que, aparte de las amenazas domésticas, los
dos dirigentes de la dupla que acostumbraba a gobernar Europa hicieron girar el
mapamundi en identificación de inminentes peligros. Si se desborda (aún más) la
situación en Oriente Medio, podría producirse un agravamiento de los flujos
migratorios, como a comienzos de la década pasada, lo que alentaría la
voracidad de los lobos
nacionales.
Junto al malestar migratorio se ha colado, en
Francia y en Alemania, un nuevo foco de protesta: el de los agricultores y
ganaderos, que se sienten agraviados por medidas administrativas, ecológicas y fiscales
(6). El aparcamiento de la austeridad para propiciar la salida de la pandemia
ha terminado. Es tiempo de tractores en carreteras y malos humos. Carnaza para
los lobos.
Coincidencias o caprichos de la historia, en el
encuentro Macron-Scholz se recordó a dos recientemente desaparecidos dirigentes
del “proyecto de construcción europea”: Jacques Delors y Wolfgang
Schäuble. Distintos, sin duda:
social-liberal, el francés; conservador y dogmático de la austeridad, el
alemán. Pero, a la postre, dos exponentes de esas dos almas del consenso
centrista, el diapasón en el que está encajado desde hace décadas el devenir
político de Europa. Delors fue el arquitecto de Maastricht, que consagró la
Europa liberal. Schäuble fue el gendarme de la ortodoxia de un sistema que
empezaba a resquebrajarse.
A Macron y Scholz les preocupa que sus lobos domésticos
se sientan estimulados por las conquistas del Gran lobo de
las estepas orientales. Putin, después de dos años de zozobra, está cada
vez más cerca de poder dictar sus condiciones a los corderos blancos de Ucrania.
A pesar de la panoplia no menor recibida de Occidente, el ejército ucraniano no
parece capaz de expulsar al lobo estepario de sus
campos y sus razzias contra sus
hogares cada vez más dañinas.
ESTADOS UNIDOS: LA SOMBRA
Pero lo que más petrifica este clima gélido es el
presentido regreso del Gran Lobo allende el
Atlántico. Trump se deshace con desdén de pastores enanizados por la miopía y el fanatismo de un Partido
Republicano autoinmolado. El expresidente hotelero casi ha ganado las primarias
prácticamente antes de empezar. O, si se prefiere, sin bajarse de su autobús
electoral, por mucho que sus ruedas estén recosidas tras sucesivos reventones
judiciales.
Este
lobo atrabiliario, que califica de “alimañas” a sus rivales políticos y
considera a los corderos negros del patio trasero (inmigrantes)
como “sangre venenosa” para el rebaño blanco, sólo imagina una cosa entre sus fauces:
devorar al pastor que le arrebató con malas artes el pastoreo de los corderos
blancos hace cuatro años. Este duelo gerontocrático difícilmente animará a
un rebaño gustoso de excitaciones simples pero seductoras. La campaña de
2024 promete ser aburridísima.
NOTAS
(1) “Significant
rise in irregular border crossings in 2023, the highest since 2016”. https://www.frontex.europa.eu/media-centre/news/news-release/significant-rise-in-irregular-border-crossings-in-2023-highest-since-2016-C0gGpm
(2)
“Sie sichern die Deiche gegen die braune Brühe”. MATTHIAS NASS. DIE ZEIT, 21
de enero.
(3)
“L’Allemagne, en récession en 2023, per du terrain par rapport aux grándes
économies mondiales. LE MONDE, 16 de enero.
(4)
“Les parties du gouvernement s’alignent sur le cadre idéologique de l’extrême
droite. JEAN-CLAUDE BARBIER. LE MONDE, 17 de enero.
(5)
“Lautes Reden, lautes Schweigen”. SÜDDEUTSCHE ZEITUNG”, 21 de enero.
(6) “Warum protestieren die baurn?”.
TOBIAS SCHRÖRS. FRANKFURTER
ALLGEMEINE ZEITUNG, 9 de enero; ”Agriculteurs en colère: Gabriel Attal
veut contenir l’embrassament sans se precipiter”. LE MONDE, 24 de enero.
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