22 de noviembre de 2023
La elección de Javier como
Presidente de Argentina ha sido contundente (más de once puntos de ventaja
sobre su rival), pero deja más incógnitas sobre el futuro inmediato que
certezas de un cambio tan radical como se teme. El shock de la victoria
de Milei no es un espejismo. Hará daño, y mucho, como lo hizo Macri (que jugará
un papel importante en esta nueva singladura) o el propio peronista renegado
Menem, e incluso el radical De la Rúa.
Al elegir a Milei para que
dinamite la ruina de un edificio institucional carcomido por la clase política (1),
Argentina coquetea con el abismo. Se trata sin duda del “voto de la rabia”
expresión del hartazgo y la desesperación social por una inflación superior al
140% y el avance imparable de la pobreza (40%). Es una reedición del “que se
vayan todos” de principios de este siglo. Una apuesta peligrosa la del confiar
al lobo el cuidado de los corderos. Estas pueden ser las claves del nuevo
tiempo:
1.- DIVISIÓN DEL PAÍS
El triunfo electoral de Milei
confirma un mapa de país dividido, con las zonas más favorecidas como soporte
casi exclusivo de su candidatura y el rechazo, aunque haya sido insuficiente,
de aquellas que están por debajo de la media de la renta nacional. En la
provincia de Buenos Aires (sur y oeste de la capital), bastión tradicional del
peronismo más militante, Milei ha tenido poco predicamento. En cambio ha ganado
en provincias que han sido casi siempre hostiles a las prácticas
nacional-sindicalistas del peronismo en sus distintas versiones y mutaciones.
2.- RADICALIDAD INICIAL,
MODERACIÓN POSTERIOR
No está claro que Milei pueda, ni
incluso pretenda, aplicar algunas de las demagógicas y lunáticas propuestas que
ha venido defendiendo en su meteórico ascenso al poder. De hecho, se ha
retractado, ha corregido o matizado algunas de las más escandalosas, alegando
que hablaba en sentido figurado (como la venta de órganos y otras relacionadas
con derechos individuales). A pesar de su discurso en la noche de la victoria
confirmando que “no habrá gradualismo”, debe su “audacia” en política económica
(dolarización forzosa, supresión del Banco Central, privatización completa de
empresas estatales y medios públicos, eliminación de servicios sociales gratuitos,
etc) podría verse rebajada por la realidad socio-económica y política del país.
La dolarización sin anestesia
como la que anuncia Milei es inviable, según los propios liberales, ya que
precisa de tiempo de preparación y de un acopio de dólares en el sistema
bancario, del que Argentina carece (2). El FMI exige medidas de austeridad para
aligerar y reestructurar una deuda de 43 mil millones de dólares, pero no
avalará disparates provocadores que puedan generar una insoportable
conflictividad laboral y social. Los sindicatos, por desprestigiados que estén,
conservan poder de movilización popular.
La debilidad política de Milei es
palmaria. Su partido (La Libertad avanza) tiene menos de 40 diputados (de 257)
y únicamente 8 senadores de un total de 72. Aunque lo apoye la derecha macrista,
no le alcanzará para una mayoría. Su poder provincial es nulo. Si comienza la
agitación en la calle, los radicales que le negaron su apoyo en la segunda
vuelta, redoblarán su rechazo.
3.- OPORTUNIDAD DE RECONSTRUCCIÓN
DE UN PERONISMO DEGRADADO
El desvaído peronismo tiene de
nuevo la oportunidad de rehacerse en la adversidad. Es una de sus constantes
históricas. El disfrute del gobierno siempre le ha brindado al peronismo la
capacidad de fortalecer su clientelismo esencial. Pero cuando ha forjado su
nervio reivindicativo y ampliado su base social ha sido en las etapas en que
las circunstancias le obligaron a configurarse como movimiento popular de
resistencia y combate. En las sucesivas dictaduras, el peronismo supo
monopolizar el discurso de la oposición, bien como alternativa institucional de
recambio (años 60 y 70, con el líder carismático moviendo los hilos desde su
exilio madrileño), bien en forma de lucha armada (Montoneros) con más peso que
organizaciones izquierdistas (el ERP troskista). El único momento en que el
peronismo salió mal parado de un periodo de proscripción fue en 1983. Entonces la
figura de Raúl Alfonsín, un radical con tintes socialdemócratas, se impuso al peronismo
blando post-Malvinas y post-dictadura.
Ahora, se dibuja un nuevo periodo
de combatividad, similar a lo que en su día fue el kirchnerismo, alineación del
peronismo izquierdista contra la penúltima oleada neoliberal. Las guerras
intestinas que han existido siempre se han replicado con más crudeza si cabe en
estos últimos años, debido a la crisis de identidad del Movimiento, a la
personalidad conflictiva de algunos de sus dirigentes y a la persistencia de
una nueva izquierda alejada de los moldes populistas. El peronismo tampoco ha
conseguido integrar a esa izquierda crítica ajena a su movimiento que ha
mantenido su autonomía política durante la agitada etapa kirchnerista.
4.- RIESGO DE AISLAMIENTO
REGIONAL
La actual configuración política
aboca a Milei a un aislamiento regional, con gobiernos de centro-izquierda en
Brasil, Chile, Bolivia, Colombia (y en cierto modo, México) y una derecha
moderada en Uruguay. Las bravuconadas de Milei contra los presidentes de los
países más cercanos se disolverán seguramente por propia conveniencia.
Aunque no habrá complicidad, es
probable que dirigentes como Lula, Boric o Petro facilitarán una convivencia
razonable, si los esperpentos se disuelven, como es previsible. El encaje de un
modelo liberal más o menos radical podría no ser un problema en la región, que
ya ha vivido varios, aunque evidentemente se malogrará un enésimo intento de
coordinación regional que, por otro lado, siempre ha sido limitado.
5.- DEPENDENCIA DE UN TRIUNFO DE
TRUMP
Para su anclaje internacional,
Milei confía en una victoria de Trump en las elecciones del año próximo. Convertirse
en sucursal de una América trumpista es una inversión de alto riesgo.
Ofrecer explotación de materias primas (privatización total de la compañía
estatal de petróleo, apertura del mercado del gas y el litio, etc.) a cambio de
una ilusión de “plata dulce” es una de las quimeras fracasadas del
ultraliberalismo que Milei pretende resucitar de entre los muertos. Y si Trump
no ganase en 2024, Milei corre el riesgo de “bolsonorizarse”; es decir, de
quedar reducido a una especie de bufón internacional sin capacidad de
influencia (3).
6.- ¿USAR Y TIRAR?
Los grandes poderes económicos confían en que un lunático sin complejos
aparentes haga el trabajo sucio que Macri no fue capaz de culminar por un
contexto desfavorable y falta de reaños políticos. Pero, a la postre, da la
impresión de que el empresario bonaerense opera como Doctor Jekyll (promoviendo
nombres para su equipo de gobierno) y deja que Milei interprete el papel de Mr.
Hyde: respetabilidad burguesa frente a oscurantismo marginal. Más que demoler a
martillazos y motosierra un Estado esculpido por ocho décadas intermitentes de
peronismo e intervalos de ultraliberalismo feroz, la derecha tratará acabar de
una vez por todas con eso que denomina despectivamente “populismo argentino”.
Para ello nada mejor que un pirómano, al que obligarán a convertirse en bombero
o a perderse en una curva del camino.
NOTAS
(1) “La derrota de una cultura
política y la irrupción de lo desconocido”. LUCIANO ROMÁN. LA NACIÓN, 19 de
noviembre.
(2) ”In Argentina, Javier Milei
faces a massive economic crisis”. THE ECONOMIST, 20 noviembre.
(3) “Javier Milei’s next challenge: governing
Argentina”. OLIVER STUENKEL (Fundación Getulio Vargas, Brasil). FOREIGN
POLICY, 21 de noviembre.
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